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En la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 una mujer apareció en el estadio vestida de hanbok - el traje tradicional de Corea- sin embargo fue introducida como representante de una etnia minoritaria de China. Este gesto derivó en una gran controversia en Corea, así como en fuertes disputas entre cibernautas coreanos y chinos, pues muchos creen que el gigante asiático ha orquestado una campaña de apropiación cultural, similar a cuando pretendía incluir la historia del antiguo reino coreano de Goguryeo en la suya, como una minoría étnica periférica de China. 

En el acto de apertura de los Juegos Olímpicos hubo un espectáculo protagonizado por los representantes de 56 etnias minoritarias de China. Allí, apareció una mujer de la etnia coreana arraigada en territorio chino en hanbok, mientras que la pantalla gigante reproducía un vídeo con otras personas ataviadas igual, intercambiando saludos de Año Nuevo en coreano. Esas imágenes, se miren como se miren, tergiversan gravemente la realidad, pues no solo pueden generar malentendidos de que el hanbok es chino, sino que pueden dar la impresión de que la cultura coreana forma parte de la de China. De ahí la indignación de los surcoreanos, que ven lo ocurrido en la inauguración de las olimpiadas como otro intento del vecino país de distorsionar la historia y usurpar elementos de la cultura coreana, como ha venido haciendo con la historia de Goguryeo.

Ese incidente ha agravado el sentimiento anti China entre los surcoreanos, máxime tras la descalificación de dos patinadores de la selección nacional en los Juegos Olímpicos de Beijing 2022, ante unas decisiones cuestionables del árbitro, que claramente favorecieron a los deportistas chinos.

En cuanto al contenido de la ceremonia inaugural de las olimpiadas, la clase política surcoreana ha alzado la voz para criticar a Beijing y para exhortar al Ejecutivo de Seúl a adoptar medidas concretas. 

Al respecto, el Gobierno chino aclaró mediante canales diplomáticos que los surcoreanos no deberían exaltarse por ese malentendido del acto de apertura de los Juegos Olímpicos, pues según Beijing no tenía intención alguna, y simplemente las minorías étnicas optaron por llevar sus respectivos trajes tradicionales.