ⓒ gettyimagesbankEn Corea es habitual que el día comience muy temprano… y termine bastante más tarde que en otros lugares. Los alumnos acuden a academias tras el colegio, a menudo hasta bien entrada la noche, mientras que en el ámbito laboral es común quedarse trabajando hasta altas horas. Hoy, en Un poco de cultura coreana, hablaremos de por qué las ciudades coreanas parecen no dormir nunca.
Para entenderlo, basta con observar la rutina de los estudiantes. Muchos viven prácticamente dos jornadas académicas en un solo día. Por la mañana asisten a la escuela, y al terminar las clases se trasladan a academias privadas especializadas para reforzar materias como matemáticas, inglés o ciencias. A menudo no regresan a casa hasta pasadas las diez de la noche, o incluso más tarde. Su día puede empezar a las seis de la mañana y, tras apenas cinco o seis horas de sueño, retoman el ciclo. Esto se repite no solo de lunes a viernes, sino también durante el fin de semana, que suelen aprovechar para reforzar aún más el estudio con clases particulares o en academias privadas.
¿El motivo? Para muchos jóvenes coreanos, ingresar en una universidad prestigiosa es el objetivo prioritario, ya que se considera un paso fundamental para conseguir un empleo estable en grandes empresas o en profesiones de alta reputación. Para que se hagan una idea, las academias privadas son tan populares que se calcula que alrededor del 80% de los estudiantes coreanos las frecuentan. Solo en Seúl existen más de 24.000 academias de este tipo.
Aunque el Gobierno ha intentado limitar el horario de las clases privadas, por ejemplo, prohibiendo que se impartan después de las diez de la noche, la realidad es que esta práctica sigue estando muy extendida, especialmente en las academias de alto rendimiento.
Este hábito de jornadas largas no afecta solo a estudiantes. También en el ámbito laboral se observa una fuerte cultura de “trabajar duro”. Muchas personas hacen horas extra que se prolongan hasta bien entrada la noche. Esta tendencia se relaciona con el espíritu de esfuerzo que surgió durante el rápido crecimiento económico del país. En una sociedad tan competitiva, dedicar más horas al trabajo se percibe como una forma de mantenerse a flote o de alcanzar el éxito profesional.
Como consecuencia, las ciudades coreanas se adaptan a estos horarios extendidos. Especialmente en grandes urbes como Seúl, es habitual encontrar comercios y locales abiertos a cualquier hora del día o de la noche. Las luces rara vez se apagan. Restaurantes, cafeterías, bares, tiendas de conveniencia abiertas 24 horas, chimjilbang —las tradicionales saunas coreanas—, cibercafés o noraebang —salas de canto— permanecen operativos hasta el amanecer.
Esto refleja el ritmo de vida intenso de los coreanos y también su forma de aprovechar el tiempo de ocio. De hecho, es muy común la cultura de las cenas tardías y de lo que se conoce como yasik, una especie de refrigerio nocturno que se consume bien entrada la noche, mucho después de la cena habitual.
La gente suele pedir comida a domicilio o comer en puestos callejeros, bares o tiendas de conveniencia. Entre los platos más populares para esas horas figuran el tteokbokki, el ramyeon —los fideos instantáneos coreanos—, el chimaek —pollo frito acompañado de cerveza—, la pata de cerdo al vapor o distintos tipos de fideos. Verdaderos “pecados nocturnos” de los que resulta difícil resistirse.
Y aquí vale la pena mencionar el papel central de las tiendas de conveniencia. Abiertas las 24 horas del día, los 365 días del año, forman parte esencial del paisaje urbano coreano. Corea del Sur lidera el mundo en densidad de estas tiendas, con más de 55.200 locales. Eso equivale, aproximadamente, a una tienda por cada 950 personas.
Además de vender productos básicos, las tiendas de conveniencia coreanas ofrecen una variedad de servicios: desde operaciones bancarias y envío de paquetes, hasta pagos de facturas y acceso a Wi-Fi. Son especialmente populares entre los jóvenes de la llamada generación MZ, que agrupa a los nacidos entre 1981 y 2012.
En resumen, en Corea la gente se levanta temprano… pero también estudia, trabaja y se divierte hasta altas horas. Se podría decir que el país nunca duerme, y que se puede encontrar de todo a cualquier hora, incluso en las situaciones más inesperadas.