ⓒ KBS News

Tras haber recibido recientemente una carta del líder norcoreano Kim Jong Un, el presidente estadounidense Donald Trump anunció, a través de la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, que le enviará pronto una respuesta. 

Efectivamente, la misiva que recibió Trump es la tercera que le envía Kim Jong Un. La primera vez que Kim le escribió a Trump fue de cara a la cumbre en Singapur el 12 de junio, y la carta le fue entregada por Kim Yong Chol, vicepresidente del Partido de los Trabajadores de Corea del Norte, durante su visita a la Casa Blanca. La segunda carta la recibió a través de Mike Pompeo, quien había visitado el país norcoreano después de la cumbre, a principios de julio, para llevar a cabo unas negociaciones más concretas sobre la desnuclearización acordada entre ambos mandatarios durante la cumbre en Sentosa. El intercambio de correspondencia entre Kim y Trump de entonces fue dado a conocer a través de un tuit que publicó el mandatario estadounidense el 12 de julio. 

Se presume que Kim Jong Un entregó su tercera carta a Trump aprovechando la reciente repatriación de los restos de soldados estadounidenses…

Exactamente. Al parecer, Trump desea llamar la atención del mundo al destacar que él finalmente ha logrado recibir de Corea del Norte los restos de efectivos estadounidenses caídos en la Guerra de Corea. Inmediatamente tras la llegada a Estados Unidos de los restos, publicó un tuit en el que extendió su agradecimiento a Kim Jong Un por cumplir tal promesa. Por su parte, al dar cumplimiento a la misma, el líder norcoreano podría esperar que Washington eleve su confianza en Pyongyang y dé un paso atrás en las negociaciones nucleares. 

¿Qué es lo que concretamente ha llevado al estancamiento de las negociaciones? 

Pues Washington quiere que Pyongyang desmantele primero su arsenal nuclear, mientras que Pyongyang sostiene que la declaración del fin de la Guerra de Corea es una condición necesaria previa para proceder al proceso de desnuclearización. La situación está dando lugar en Estados Unidos a un cada vez mayor escepticismo sobre el diálogo nuclear. Y para evitar que la coyuntura se agrave, es posible que los jefes de Estado intenten dialogar continuamente y despejar el pesimismo a través de un constante intercambio de correspondencia.