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Ueyeondo en Boryeong: la misteriosa isla aneblada

2018-08-06

Corea a Diario

ⓒ KBS

Si un día, de repente, se despiertan y sienten que la vida les aprieta, tal vez necesitan ralentizar un poco el ritmo de su vida. Para alejarse del ajetreo en la ciudad, podrían visitar una isla tranquila y poco poblada como es la isla Ueyeondo en la ciudad de Boryeong, Chungcheong del Sur. 

De las decenas de islas en el mar frente a Boryeong, Ueyeondo es la que se encuentra más lejos de la tierra firme. Su nombre, Ueyeondo, significa ‘isla aneblada’. Porque raramente se la puede divisar desde la tierra firme, ya que está cubierta por niebla durante casi todo el año. Por su bello paisaje natural formado por sus cerros, y su costa decorada con guijas y prados ha sido incluida en la lista de 33 islas más hermosas de Corea según CNN Travel. 

Sin embargo, Ueyeondo no siempre abre sus puertas a los forasteros. A menudo, incluso en días de tiempo sereno, anuncian que el ferry que circula por las distintas islas en el mar frente a Boryeong no pasará por Ueyeondo debido a la niebla intensa. Pero si tienen suerte, podrán llegar a esta misteriosa isla después de unas dos horas de travesía. 

Justo frente al embarcadero, se ubica la aldea donde los habitantes de la isla viven amontonados. Hay que atravesarla para visitar los tres cerros que se sitúan detrás de la aldea en fila: Bonghwa al frente, Dangsan en el medio, y Mangjae al último. 

Bonghwa es el cerro más alto de Ueyeondo, pero una caminata tranquila de 30 minutos basta para alcanzar la cima. El primer tramo del sendero que conduce hacia lo más alto de Bonghwa consta de una escalera, flanqueada por abundantes hierbas y flores silvestres. Al final de la escalera hay unos bancos de madera para tomar un descanso y recuperar energía para hacer el segundo tramo del sendero, sin escalones pero no por eso difícil de subir. En la cima, quedan vestigios de las almenaras que encendían para dar avisos a lugares lejanos. 


ⓒ KBS

Una vez bajen de Bonghwa les espera el bello paisaje de la costa de Ueyeondo, decorada con guijas negras. Las piedrecitas del tamaño de la uña de un dedo se mueven cada vez que vienen y se van las olas, generando sonidos muy agradables, parecidos al de una maraca. 

Al final de la playa de guijas, y en la falda del cerro Dangsan, encontrarán un bosque de hoja perenne designado como monumento natural por el Estado. Sobre el cerro verán también un pequeño altar en homenaje a un general de la antigua dinastía china Zhou. Cuando esta se sucumbió a la dinastía Han, el general huyó y se asentó en la isla Ueyeondo junto con unos 500 soldados bajo su dirección. Los de la dinastía Han se enteraron y amenazaron al general con devastar la isla entera si no se rendía. Entonces, para no dejar caer en peligro a sus soldados ni a los habitantes de la isla, el general fue a Han por su cuenta y se quitó la vida para proteger su honor. Tras oír la noticia sobre su muerte, los isleños construyeron un pequeño altar sobre Dangsan y, hasta la fecha celebran un ritual en su homenaje cada 15 de enero según el calendario lunar. 

Mientras, el prado se encuentra sobre el cerro Mangjae en el lado opuesto del embarcadero. El camino para llegar allí es rocoso y empinado, pero vale la pena porque ofrece una vista espectacular. 

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