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La historia independentista de Corea en Cheonan

2019-03-07

Corea a Diario

© THE INDEPENDENCE HALL OF KOREA

Ubicado en la ciudad de Cheonan, en la provincia de Chuncheong del Sur, la Sala de la Independencia de Corea es un vestigio de la lucha independentista del pueblo coreano, al tiempo de ser un refugio para las personas que quieren escapar del bullicio exterior y disfrutar un rato del silencio y la tranquilidad. Es un espacio donde se funde la historia con la naturaleza, ideal para alimentar el conocimiento y descansar en un entorno natural placentero. Lo mejor es que tiene fácil acceso, pues desde la estación de Cheonan, o desde la Terminal de Autobuses Exprés de Cheonan, pueden tomar autobuses locales hasta el museo en menos de 30 minutos, y les librará de la molestia de usar vehículo particular y pasar horas y horas lidiando con el tráfico de las carreteras. 

La visita a la Sala de la Independencia de Corea consta de dos partes: interior y exterior. La primera se basa en exposiciones centradas particularmente en la historia independentista del pueblo coreano, a excepción del salón del Patrimonio Nacional, la primera sala de exhibición, que sirve como puerta de entrada para explorar la Corea antigua, desde la prehistoria hasta la Dinastía Joseon. Luego, en la segunda y tercera salas podrán conocer la cruda realidad de la invasión japonesa y las luchas de los mártires coreanos por la recuperación de la soberanía nacional. La sala nº 4 está dedicada al Movimiento Primero de marzo, que fue el mayor de todos, y el salón nº5 conserva las huellas de la lucha armada del ejército independentista. Asimismo, hay una sala que reproduce casi perfectamente el Gobierno Provisional de Corea con estatuas de cera.


© THE INDEPENDENCE HALL OF KOREA

En tanto, el recorrido exterior consiste básicamente en explorar las monumentales instalaciones entre la naturaleza. La joya de la Sala de la Independencia es, sin duda, la Torre del Pueblo. Se trata de una estructura gigantesca, de 51 metros de altura, cuya forma sugiere las alas de un pájaro volando y las manos juntas para el rezo. Es el norte del museo y se puede contemplar desde cualquier rincón. 

Contigua a esa torre monumental se encuentra la Casa del Pueblo: una réplica del Taeung-jon, pabellón principal del Templo Sudok construido durante la dinastía Goryeo, y el edificio de madera coreano más antiguo del que se tiene constancia. Es una de las instalaciones más representativas y emblemáticas del museo que no se deben perder. Su fachada bella y majestuosa alberga la Estatua del Pueblo Coreano Perseverante, y en su patio delantero se extiende una vista magnífica, donde orgullosamente flamean 815 banderas de Corea, como si declararan la eterna emancipación del país. 

Requerirán aproximadamente tres horas para explorar cada rincón y monumento, y otras tres horas para hacer un recorrido completo por las salas de exhibiciones, aunque pueden combinarlos a su manera si desean ahorrar tiempo y energía. Pero de todos modos, no se olviden de disfrutar de un rico picnic durante su estancia en el museo, pues el ambiente no puede ser mejor. Árboles, flores y césped invitan a sentarse y a pasar una tarde placentera en este lugar junto a sus seres queridos.

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