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2024-02-23
Látigo y zanahoria puede parecer una expresión anticuada. Sin embargo, es la que mejor describe la estrategia que en estos momentos mantienen Estados Unidos y Corea del Sur frente a Corea del Norte. Así, mientras Seúl se prepara para ofrecer ayuda alimentaria al Norte con el consentimiento de Washington, que aún aplica con firmeza sanciones al régimen de Pyongyang. En este contexto y después de que el presidente estadounidense Donald Trump manifestara en una conversación telefónica con el presidente surcoreano Moo Jae In, que la asistencia humanitaria a Corea del Norte sería una “medida oportuna y positiva”, la Casa Blanca confirmó el comentario del mandatario y anunció que Washington no intervendrá en los planes de Seúl para enviar alimentos a los norcoreanos. ¿Significa esto que Estados Unidos cedió ante Corea del Norte tras el lanzamiento de proyectiles del día 4?
No tanto como ceder, pero la ayuda de alimentos -aunque se enmarca en una acción de índole humanitaria- debilitará en cierta medida las sanciones internacionales que asfixian al régimen de Kim Jong Un en estos momentos. Así, Estados Unidos intenta dar “zanahoria” al Norte, quizá como estrategia para mantener vivo el diálogo, incluso después del ensayo de artillería efectuado por Corea del Norte el pasado fin de semana, acción que, aunque moderada, podría ser considerada por muchos como una provocación. En cualquier caso, cabe recordar que la actitud de la Administración Trump sobre la ayuda humanitaria a Corea del Norte es pasiva, al asegurar que no se entrometerá en las decisiones del Gobierno surcoreano sobre el envío de alimentos a ese país para paliar el hambre de su población.
Pero esa pasividad es determinante para Corea del Sur, ¿no?
Definitivamente, ya que quiera o no, lo cierto es que el Gobierno surcoreano no puede ignorar totalmente la opinión de Estados Unidos a la hora de enviar ayuda a Corea del Norte, máxime en una coyuntura como la actual, en la que siguen vigentes las sanciones internacionales contra el régimen de Pyongyang, pero las relaciones transcurren por un escarpado desfiladero. Además, la asistencia alimentaria podría servir como rompehielos para reactivar el diálogo con Corea del Norte y lograr impulsar las negociaciones nucleares, que permanecen en punto muerto desde la fallida Cumbre de Hanói.
Además, está bien justificada por los informes de entidades internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación que aluden a la actual carencia de alimentos en Corea del Norte como la más grave en diez años...
En efecto, desde esa perspectiva la ayuda alimentaria es considerada como muy oportuna y apropiada. Y si la entrega se hace directamente de Corea del Sur a Corea del Norte sin un organismo internacional de por medio, será de mayor ayuda para retomar el diálogo intercoreano, pues para el envío de esas donaciones en alimentos resulta indispensable retomar las consultas entre las autoridades competentes de las dos Coreas.
Sin embargo, también hay muchos que siguen reacios a proporcionar alimentos a Corea del Norte, ¿verdad?
Sí. Principalmente aquellos que sospechan que esos alimentos a enviar a Corea del Norte como ayuda humanitaria, serán en parte utilizados con fines militares, en vez de ser repartidos entre la población civil. De ahí que por muy severa que sea la falta de recursos alimenticios de ese país, será difícil realizar envíos en grandes cantidades. Es más, se estima que el plan más viable por ahora es enviar a Corea del Norte un volumen comprendido entre 10.000 toneladas, el escenario más probable, y 100.000 en el escenario más optimista, pese a que la cantidad que Pyongyang precisa para atender a las necesidades alimenticias de su población, es actualmente diez vez mayor que la segunda cifra.
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