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El vice primer ministro de Economía, Hong Nam Ki, dijo recientemente que era el momento de abrir un debate social sobre si elevar la edad de la jubilación, actualmente fijada en 60 años. Los cambios demográficos en Corea imponen nuevos desafíos al acelerarse el envejecimiento, reducirse la población activa del país e incrementarse el problema de la baja natalidad. Se estima que la población activa, que comenzó a disminuir hace dos años, caerá anualmente en 200.000 personas entre 2020 y 2023, hasta duplicar dicha cifra después de 2025. Este drástico retroceso de la fuerza laboral se atribuye al acelerado aumento de la población mayor de 65 años y al notable descenso de los menores de 14 años. Algunos analistas sugieren que alargar la vida laboral de las personas, aliviaría la carga financiera del Gobierno al retrasar el cobro de las pensiones y disponer de una mayor población activa. En la actualidad, cada 100 personas en edad de trabajar han de sustentar económicamente a 20,4 personas mayores de 60 años, pero si la edad de retiro se amplía hasta los 65 años, la tasa de dependencia de la tercera edad podría disminuir hasta 13,1 retirados por cada 100 personas con una menor carga para la siguiente generación. Otra ventaja de retrasar la edad de jubilación es que habrá más población activa, financiando las pensiones y gastando, lo que se traduce en más ingresos fiscales para el país. Al aumentar la esperanza de vida y el envejecimiento demográfico, muchas naciones han decidido elevar la edad de jubilación. 

Sin embargo, no todo es positivo en ampliar la edad de retiro, pues también puede tener efectos negativos, como problemas en el cobro de las pensiones y conflictos generacionales, entre otros. En concreto, preocupa que un nuevo cambio en la edad de jubilación pueda suscitar un conflicto generacional entre los jóvenes y aquellos de edad avanzada, pues podría implicar un deterioro para el empleo juvenil, al tiempo de suponer una mayor carga financiera para el sector empresarial. Además, hace solo tres años que la Administración de Seúl retrasó la edad legal de jubilación hasta los 60 años, por lo que algunos expertos indican que es demasiado pronto para proponer nuevas reformas.