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El 30 de marzo, el Ministerio de Educación de Japón aprobó los textos escolares para el año académico 2022, incluidos varios libros de ciencias sociales de bachillerato que afirman que las islas Dokdo pertenecen a su país, además de distorsionar e idealizar tanto las invasiones como los crímenes cometidos en el pasado.

A estas alturas, no es novedad que Japón abogue por una educación social e histórica que de alguna manera aboga por la campaña y las ambiciones imperialistas que desplegó en la primera mitad del siglo XX. No es la primera vez que el Gobierno japonés aprueba textos alineados con su insistencia en reclamar el dominio sobre las islas Dokdo y en negar gran parte de las trasgresiones que cometió contra los derechos soberanos de Corea y otras naciones vecinas, así como contra los derechos fundamentales de esos pueblos. Sin embargo, actualmente inquieta profundamente la conducta de las autoridades japonesas, pues cada vez intensifican más la tergiversación histórica, pese a que empiezan a surgir críticas sobre la evaluación y aprobación por parte del gabinete de Tokio de textos escolares, que mayormente reflejan una postura unilateral, incumplen el Artículo 21 de la Constitución de Japón que prohíbe toda clase de censura.

En concreto, entre los 296 textos para estudiantes de primero de bachillerato, aprobados el 30 de marzo, figuran varios de geografía que presentan solo las alegaciones del Gobierno de Japón, al afirmar que los islotes Dokdo son territorio japonés pero están ocupados ilegalmente por Corea. Incluso algunos libros van más allá y reflejan opiniones ultraderechistas que idealizan la Guerra del Pacífico (la Gran Guerra de Asia Oriental), que comenzó con una serie de ataques perpetrados por Japón en 1941 -sin previa declaración de guerra- a territorios controlados por Estados Unidos, Reino Unido, Tailandia y Países Bajos. Además, aluden a una hipótesis que han demostrado como carente de fundamento, al describir que Japón venció al reino de Baekje y dominó la región sureña de la península coreana desde el siglo IV hasta el siglo VI, o incluso afirman que la guerra ruso-japonesa entre 1904 y 1905 fomentó el movimiento independentista en varias naciones de Asia.

Estas menciones permiten constatar que la tergiversación histórica por parte del vecino país es más grave que antes, y consecuencia directa de las políticas implementadas por el anterior gabinete de Shinzo Abe, de clara inclinación derechista. No en vano, fue Abe quien introdujo un sistema de evaluación previa de textos escolares por parte del Gobierno para hacer que los colegios elijan los libros en base a las recomendaciones de las autoridades, dejando actualmente a Japón en una situación que no dista mucho de una censura educativa.