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En Corea estamos en pleno otoño, época esperada por muchos por su clima agradable, pero también por la abundancia de frutas y verduras. A propósito, uno de los alimentos más característicos de esta estación del año -y del que vamos a hablar hoy- es la castaña, el fruto del castaño. Árbol de la familia de las fagáceas, está muy extendido en gran parte del globo, incluyendo Asia, Europa, América del Norte y África del Norte. 

En este país, este fruto seco está en su mejor temporada entre septiembre y diciembre. Cuando empieza a soplar viento frío y bajar la temperatura, suelen aparecer en diversos rincones de las ciudades puestos callejeros de castañas al horno, que desprenden un fuerte y delicioso olor difícil de resistir. Las castañas son una excelente merienda en otoño e invierno. Se pueden consumir crudas, asadas, cocidas al vapor, y también como ingrediente en gran variedad de platos y postres. 

Además, en Corea las castañas han sido símbolo de fertilidad y riqueza desde la antigüedad, de ahí que nunca faltan en “pyebaek”, una ceremonia tradicional coreana que se celebra después de la boda. La castaña también ha sido muy apreciada en este país asiático desde hace muchos años por su valor nutricional. Contiene abundante vitamina C, tiene efectos antioxidantes y anti-envejecimiento, y enzimas que ayudan a fortalecer la función gastrointestinal y proteger los riñones. Además, aporta el 11% de potasio diario necesario para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. 

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Hoy les invitamos a preparar “bam mattang”, castañas fritas caramelizadas con azúcar. Lo mejor de este plato es la textura, pues permite disfrutar de un crujiente caramelo por fuera y de la suave castaña por dentro. 

Los ingredientes son: 20 o 30 castañas, tres cucharadas de agua, aceite de cocina, cuatro cucharadas de azúcar, una cucharada de jarabe de maíz o de miel y semillas de sésamo.

Primero, pelamos bien las castañas y las ponemos en un envase de vidrio o cerámica con unas tres cucharadas de agua, y lo cubrimos todo con film de plástico. 

Lo cocinamos al microondas durante unos seis o siete minutos, y luego quitamos la humedad de las castañas con papel de cocina. Ahora, calentamos una sartén a fuego alto y cubrimos la superficie con aceite. Cuando esté caliente, bajamos el fuego y agregamos las castañas para freírlas hasta que estén más o menos doradas. 

Por otro lado, calentamos otra sartén a fuego medio, y añadimos azúcar y jarabe de maíz o miel. Cuando se funda el azúcar, bajamos el fuego y mezclamos bien durante un minuto. Agregamos las castañas fritas en la sartén y combinamos bien. Lo servimos en un plato y esparcimos por encima unas semillas de sésamo. 

¡Y ya tenemos un delicioso “bam mattang” para disfrutar!