ⓒ YEOWON MEDIA HANKOOK GARDNER CO. LTD

Hace mucho pero muchos años, vivía una pareja de ancianos. 

Cada vez que subían al monte, los ancianos le rogaban al dios de la montaña que les diera un vástago que alegrara sus últimos días.

Sus oraciones debieron conmover al dios, porque la abuela dio a luz un bebé. Sin embargo, no era un ser humano, sino una serpiente.

-No llores, querida. Nos lo envió el dios de la montaña en respuesta a nuestros rezos. Criémoslo con amor.

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Con el correr del tiempo, la serpiente se convirtió en un joven adulto.

La anciana fue a hablar con sus vecinos que tenían tres hijas para preguntarles si alguna de ellas quería casarse con su hijo. Las mayores rechazaron al pretendiente, pero la menor aceptó con gusto:

-¡Yo me casaré con el joven serpiente!

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Llegó por fin el día de la boda entre el joven serpiente y la hija de menor de los vecinos. 

Tarde en la noche, mientras la serpiente se bañaba, ella se quedó dormida. Cuando se despertó, vio ante ella a un joven apuesto que no conocía.

-No te asustes, querida. Soy la serpiente, tu marido.

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Él era en realidad un ser del reino celestial, pero había sido condenado a vivir en la tierra como una serpiente por cometer una mala acción. Sin embargo, si se ganaba el amor de una mujer, podía convertirse en ser humano por las noches.

De día cada uno se dedicaba a sus quehaceres y por las noches se encontraban como hombre y mujer. De este modo, la pareja vivía feliz.

Pasó el tiempo y una noche la serpiente le dijo a su esposa que faltaba poco para que se terminara la pena con la que había sido castigado y que debía partir para informar del hecho.

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Al ver que su marido no volvía, la esposa de la serpiente decidió salir en su búsqueda. Les preguntó el camino a una bandada de cuervos, a un jabalí y a un león. Al final del viaje, llegó a un lugar paradisíaco y nunca visto. 

Allí encontró a su marido y la pareja se abrazó feliz de reencontrarse. 

Sin embargo, la serpiente se había comprometido con la hija del señor de esa comarca y debía casarse en unos días. 

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Ambos fueron a ver al señor del lugar y le explicaron todo. 

El señor del lugar puso tres pruebas muy difíciles para la mujer que quisiera casarse con la serpiente. Su esposa puso todo de sí y logró pasarlas a fuerza de ingenio y esfuerzo.

El joven apuesto que había sido una serpiente y su sabia y valiente esposa tuvieron muchos hijos y vivieron felices hasta el final de sus días.