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Novak Djokovic ganó a Roger Federer en la final de Wimbledon, tras una reñida competición que llevó a un tie break entre ambos. No sería exagerado decir que el encuentro entre el serbio y el suizo, que duró nada menos que unas cinco horas, era la mejor batalla de los 143 años de la historia de Wimbledon. 

Las estatísticas mostraron que Federer dominaba a 12 de los 13 ítems principales, con más efectividad en los saques, más puntos ganados, más dominio de la red y más winners. Mientras que Djokovic tan solo consiguió 54 winners, Federer logró 94. Pese al gran rendimiento que mostró en la final, sin embargo, el suizo falló en los errores no forzados, porque el tenis es un deporte en el que el triunfo o la derrota se determina en los puntos “importantes”. 

En cada momento crítico, Djokovic dominaba a Federer, en particular, en los tie breaks del primero, tercero y quinto set del partido, en los que brilló la gran capacidad de concentración del serbio. Tras tan espectaculares momentos en el último set del encuentro, Djokovic dominó a Federer, conquistándose así su quinto Wimbledon en esa histórica final ante su más fuerte rival.