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Las tensiones entre Washington y Beijing siguen en alza. Tras la designación del Departamento del Tesoro de Estados Unidos de China como país manipulador de divisas, las dos grandes potencias económicas del mundo han trasladado su disputa al mercado cambiario, oscureciendo aún más el panorama económico mundial. Ante el anuncio de nuevos aranceles por parte de Estados Unidos, el gigante asiático respondió el 5 de agosto que suspendería la compra de productos agrícolas estadounidenses y dejó caer su moneda a su nivel más bajo en once años, superando la barrera psicológica de los 7 yuanes por dólar. En respuesta, las autoridades estadounidenses decidieron etiquetar a China como manipulador de divisas por primera vez en 25 años. En tanto, el índice general, KOSPI y el parqué automatizado KOSDAQ se hundieron en la jornada del 5 de agosto, llegando incluso a suspender de manera temporal por cinco minutos las operaciones bursátiles. Esta medida dirigida a moderar el retroceso de la Bolsa fue tomada por primera vez en tres años y un mes. 

El Departamento del Tesoro ha fortalecido los criterios de evaluación y aumentado el número de países en observación por posible manipulación de divisas de 12 a 21 en su informe de mayo. En concreto, ha incluido en la lista a todos sus socios comerciales con los que mantiene anualmente un volumen de comercio superior a los 40 mil millones de dólares. Las posibilidades de que Corea vuelva a ser clasificado como país manipulador de divisas por parte de Estados Unidos son escasas, pero expertos advierten que hay que estar preparado para todos los escenarios posibles. Si bien, la depreciación del won coreano frente al dólar derivada de la guerra de divisas entre Estados Unidos y China favorece al comercio exterior del país, no siempre es positivo para la economía nacional, ya que aumenta la volatilidad cambiaria y agrega mayor inestabilidad sobre el mercado financiero.