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El Gobierno hizo público el 14 de agosto el aviso administrativo sobre la reforma de la ley de control del comercio de bienes estratégicos, conforme a la cual Japón dejará de ser un país preferencial para exportar y anticipó que recibirá opiniones al respecto durante 20 días. Así lo anuncio dos días después de que expresara que cambiaría la clasificación de los destinos de las exportaciones de bienes estratégicos, con la creación de un subgrupo dentro del de las naciones a las que es posible enviar productos de ese tipo con permiso global y tramitación simplificada para reposicionar a Japón en él. 

La reforma, considerando que la fase de recepción de opiniones se extenderá hasta el 3 de septiembre, probablemente entrará en vigor una vez finalizada esa etapa, en otras palabras, en el transcurso de ese mismo mes. La revisada ley consiste en modificar el sistema de agrupación de los destinos de exportación de bienes estratégicos, del actual que consta de dos grupos -uno de países preferenciales y otro conformado por el resto- a uno nuevo de tres grupos, o mejor, un nuevo subgrupo dentro del primero. Aquí cabe explicar que el grupo de países con preferencias abarca en estos momentos a Japón y a otras 28 naciones, todas adheridas a los cuatro regímenes internacionales de control de exportaciones. Dicho esto, el subgrupo a crear categorizará a estados que aunque firmaron tales regímenes, gestionan las disposiciones nacionales sobre el comercio de manera incongruente con ellos, y así Japón será el primero en figurar en él. 

El Ministerio de Industria, Comercio y Energía argumentó que esta reforma hace parte de las medidas para mejorar la administración de las exportaciones, que viene tomando cada año como ya es costumbre. Y agregó que tiene como fin reforzar el control del comercio con países con los que es difícil colaborar debido a casos de gestión inadecuada o que se desvía de los principios de los regímenes internacionales de control de exportaciones.

Sin embargo, por muy lógica que sea esta explicación, es excatamente la misma que ofreció Tokio cuando excluyó a Corea del Sur de su lista blanca de destinos de exportación fidedignos. El país vecino ejecutó entonces un cambio casi igual que el realizado esta vez por Seúl. En concreto, actualizó su sistema de clasificación de países con los que comercia estableciendo en total cuatro grupos, incluyendo un nuevo grupo B de naciones adheridas a los cuatro regímenes internacionales de control de exportaciones, como el Arreglo de Wassennar, pero que las autoridades japonesas consideran hacen una gestión comercial inadecuada. Por lo pronto, la única nación que está en ese grupo B es Corea del Sur. 

En síntesis, se intercambiaron las mismas medidas y parece que será inevitable una contracción del comercio entre Corea del Sur y Japón, al menos por ahora. Eso sí, el Gobierno surcoreano, al momento de anunciar que no considerará más a Japón país preferencial para exportar, aclaró que si Tokio pide dialogar, Seúl accederá sean cuales sean las circunstancias, dejando abierta la vía de la solución diplomática.