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El Gobierno surcoreano elevó esta semana a Nivel 2 las pautas de distanciamiento social al aumentar rápidamente los casos de COVID-19 en la zona capitalina, agudizando el riesgo de una segunda oleada de contagios. Así, quedan prohibidas tanto las reuniones de más de cincuenta personas en espacio cerrados como las de más de cien al aire libre, los servicios religiosos y la entrada de público a encuentros deportivos.

En el caso de los servicios religiosos, las medidas más duras van destinadas a las iglesias protestantes, considerando que una ubicada en Seúl es señalada actualmente como nuevo epicentro de la epidemia. Concretamente, no podrán organizar servicios presenciales y todos deberán ser vía online. En cambio, otras comunidades religiosas como la católica o la budista, sí podrán realizar servicios presenciales, aunque siempre respetando estrictamente las pautas sanitarias.

Este reforzado control también afecta al comercio, pues las medidas de distanciamiento social de Nivel 2 implica el cierre de aquellos establecimientos considerados de alto riesgo, como locales de ocio nocturno, salas de karaoke, clubes de música en vivo, instalaciones deportivas cerradas, cibercafés, buffets y academias privadas. Los depósitos del sector logístico y de mensajería, por su lado, si bien están categorizados como establecimiento de alto riesgo, pueden operar excepcionalmente al considerarse como servicio industrial indispensable.

Las actividades sociales y culturales también se han visto limitadas, al prohibir reuniones o eventos de cierta dimensión tanto en ambientes cerrados como al aire libre. Esto significa que no se podrán organizar bodas, fiestas, seminarios académicos, audiencias públicas y exposiciones, cuyos asistentes superen un determinado número, ni tampoco convocatorias de nuevos empleados por parte de las empresas, conciertos o festivales. En tanto, los sitios culturales administrados por el Gobierno central, los gobiernos regionales u otras entidades públicas, como museos, bibilotecas y galerías de arte, también han cerrado sus puertas.

Actualmente, Corea del Sur vive un fuerte repunte de COVID-19, sobre todo en Seúl y alrededores, mientras que se valora activar las pautas de distanciamiento social de Nivel 3. La gravedad de la situación se observa claramente ante el elevado volumen de contagios, pues mantenerse por debajo del total de cincuenta nuevos casos diarios durante casi un mes, empezó a aumentar drásticamente a partir del 14 de agosto, registrando cifras de tres dígitos por varios días consecutivos.

La mayor preocupación en estos momentos es que los contagios se concentran en el área capitalina, zona de alta densidad poblacional. Además, la propagación muestra un ritmo más acelerado que cuando hubo una primera ola en el país en torno a la ciudad de Daegu y la provincia de Gyeongsang del Norte.

Por lo pronto, las autoridades dudan si elevar las pautas de distanciamiento social a Nivel 3 -el máximo- ante el inevitable impacto negativo de esas restricciones implicaría para la economía nacional. Sin embargo, son conscientes de que el panorama puede cambiar en cualquier momento y empeorar, y por tanto siguen con flexibilidad ly cautela la situación.