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El ministro de Defensa surcoreano, Suh Wook, y el secretario de Defensa estadounidense, Mark Esper, mantuvieron en Washington D.C. la 52ª Reunión del Comité Militar entre ambos países y abordaron temas de mutuo interés, como el traspaso del mando militar en tiempos de guerra.

Finalizado el encuentro, emitieron una declaración conjunta, enfatizando que evaluaron las tareas a impulsar para avanzar en el proceso de cese del control militar en tiempos bélicos según el calendario establecido, así como los progresos logrados hasta ahora. No obstante, las posturas de Seúl y Washington se distanciaron sutilmente al comprometerse el ministro surcoreano a hacer esfuerzos por preparar con antelación las condiciones adecuadas para el traspaso del mando militar, mientras que su homólogo estadounidense puntualizó que hará tiempo para completar los preparativos.

Al respecto, cabe saber que Corea del Sur y Estados Unidos han venido realizando entrenamientos y simulacros para verificar si las Fuerzas Armadas surcoreanas poseen la capacidad operativa suficiente como para ejercer el mando militar en tiempos de guerra. Sin embargo, recientemente tal programa se vio interrumpido por la pandemia del COVID-19. Dicho esto, el comentario del jefe de Pentágono aludiendo a que es necesario un mayor tiempo para ceder el mando de las operaciones en periodos bélicos a Corea, refleja su opinión de que previamente es indispensable mejorar el poder de disuasión nuclear y balística del Ejército surcoreano, sobre todo contra la amenaza de Corea del Norte, más allá de plazos.

Otro punto destacable de la declaración conjunta de los ministros de Defensa de Seúl y Washington es que no alude a las tropas estadounidenses en la península coreana, a diferencia de la de 2019, que incluyó específicamente la frase de que Estados Unidos reafirma la promesa de mantener la dimensión actual de sus fuerzas estacionadas en Corea del Sur, así como de mejorar el nivel de preparación de combate. 

Al respecto, el Ministerio de Defensa surcoreano explicó que ello no implica una próxima reducción de tropas por parte de Estados Unidos. Además, enfatizó que tampoco hubo intentos de negociar el reparto de gastos de defensa con el volumen de las fuerzas estadounidenses, acallando las especulaciones de si Washington pretendía presionar con disminuir su presencia militar en Corea para obligar a Seúl a que aumente su aportación a los gastos de defensa combinada.

De momento, Estados Unidos exige a Corea del Sur aumentar un 50% su parte de los gastos de defensa. El incremento que pide, si bien supone una rebaja sustancial respecto a su propuesta inicial de quintuplicar la aportación surcoreana, se distancia todavía en gran medida del aumento que sugiere Seúl, de un 13%.