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La percepción económica ha mejorado en Corea del Sur tanto entre los consumidores surcoreanos, como en las empresas, como consecuencia directa de las relajadas pautas de distanciamiento social.

Al respecto, el Banco de Corea anunció esta semana que el índice CSI, o de perpectiva económica de los consumidores, ganó en octubre 17 unidades respecto al mes anterior y alcanzó 83 puntos. La subida es la más pronunciada después del aumento de 22 puntos registrado en mayo de 2017.

El índice CSI refleja las expectativas de los consumidores sobre la situación económica venidera y si marca más de cien puntos, significa que la economía mejorará en los próximos seis meses, aunque si se sitúa por debajo de ese nivel implica que hay más pesimismo que optimismo. Dicho esto, un punto a destacar es que si bien la percepción económica de los consumidores mejoró en octubre, sigue sin llegar a cien.

Igualmente mejoró este mes la percepción de la situación económica nacional entre las empresas, pues según indica el banco central, el índice BSI -calculado en base a encuestas empresariales sobre la coyuntura económica- alcanzó 74 puntos, ascendiendo diez unidades respecto a septiembre. Se trata de un significativo repunte, el más pronunciado en once años, desde abril de 2009.

Cabe saber que en 2020, este índice se mantuvo al alza desde mayo hasta agosto, sin embargo en septiembre se desplomó ante un aumento masivo de casos de COVID-19. Ahora, los datos muestran una recuperación hasta un nivel similar a antes del brote del coronavirus.

A estas alturas es importante destacar que esta mejora en la percepción económica es fundada, ya que en efecto la economía surcoreana disfrutó de un crecimiento positivo entre julio y septiembre, tras registrar tasas negativas durante dos trimestres consecutivos.

Al respecto, el Banco de Corea ilustra que, en el tercer trimetre, el producto interior bruto real del país aumentó un 1,9% respecto a los tres meses anteriores, y explica que aunque el repunte es un resultado relativo, considerando el fuerte descenso que sufrió el PIB real entre abril y junio al retroceder un 3,2%, permite abrigar más esperanzas ante una más rápida recuperación económica, de cara al cuatro trimestre de 2020.