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Esta semana Korean Air inició oficialmente los procedimientos para adquirir Asiana Airlines con la participación del estatal Banco de Desarrollo de Corea (KDB) como socio capitalista. Así, comenzaron los trámites para la fusión por absorción de las dos mayores compañías aéreas de Corea del Sur, unos dos meses después de frustrarse la compra por parte de Hyundai Development Company.

Sin embargo, desde ahora se anticipa que el proceso no será fácil. Primero, por la lucha interna de Korean Air por el control administrativo sobre la empresa, y segundo por los problemas que la absorción de Asiana plantea, como posibles recortes de personal o la situación monopolística de Korean Air en el mercado aéreo nacional, que tras la fusión quedaría como única mega-aerolínea del país.

Respecto a los posibles recortes de personal, las autoridades aseguran que el proceso de adquisición se regirá por el principio de estabilidad laboral, e incluirá planes concretos de inaugurar nuevas rutas y mejoras en los servicios. Sin embargo, ante la actual situación de cuasi-colapso de los viajes aéreos por la pandemia del COVID-19, fuentes del sector consideran la reestructuración como inevitable, al duplicarse tareas entre los 18.000 empleados de Korean Air y los casi 9.000 de Asiana Airlines. De momento, se estima que unos 750 realizan las mismas labores y podrían ser los primeros en sufrir los recortes.

Asimismo, algunas voces críticas, aseguran que el Banco de Desarrollo de Corea, mayor acreedor de Asiana y quien controla de facto la aerolínea, desea invertir 800.000 millones de wones en Hanjin Kal, empresa holding de Hanijin Group, para facilitar la compra, algo que consideran un excesivo apoyo al presidente de dicho conglomerado.

Finalmente, preocupa la situación monopolística en que quedaría Korean Air tras la fusión con Asiana y el posible aumento de las tarifas, pues aunque las autoridades aseguran que eso no sucederá, al menos de forma abrupta o inmediata, parece inevitable ante la feroz competencia ya existente con las aerolíneas extranjeras y de bajo costo. En todo caso, explicaron que intentarán supervisar el proceso de compra, para que la fusión entre las dos mayores compañías aéreas de Corea no afecte ni al mercado ni a los intereses de los consumidores.