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Plan de vertido de aguas radiactivas de Japón

2021-04-17

Noticias

ⓒYONHAP News

Seúl reprobó el plan de Tokio de verter al océano las aguas contaminadas almacenadas en la Central Nuclear de Fukushima, criticando al Gobierno japonés por aprobarlo sin ofrecer información alguna ni consultar con sus vecinos, incluyendo Corea del Sur, el país que está más cerca geográficamente. Sin embargo, al ser una decisión soberana, las autoridades surcoreanas por lo pronto no pueden impedirla, de ahí que se centrarán en analizar y exigir verificar la seguridad de dicho plan.

El gabinete de Tokio aprobó el día 13 el Plan básico sobre tratamiento de aguas contaminadas, que consiste en verter al mar las aguas residuales del tanque del primer reactor de la Central de Fukushima tras diluirlas en agua, en vista de que el sistema con el que cuenta actualmente Japón -conocido como ALPS- de tratado de aguas elimina la mayor parte de los elementos radiactivos peligrosos, incluidos el cesio y el estroncio, pero no el tritio. La idea de Japón es reducir el nivel de radiación de ese material hasta menos de 1.500 bequereles por litro antes de arrojar dichas aguas al mar. Dicha cantidad supone la cuadragésima parte del límite máxime fijado por las autoridades japonesas para expulsar tritio al océano. Asimismo, el vertido se desarrollará gradualmente a lo largo de treinta años, con el objetivo de culminar entre 2041 y 2051.

Las aguas contaminadas almacenadas en la Central Nuclear de Fukushima contienen una mezcla del agua utilizada para enfriar los reactores y evitar que se derritieran sus núcleos, cuando ocurrió el gran terremoto y tsunami de Japón en marzo de 2011. Desde entonces, esas aguas permanecen en los tanques de la planta, pero ahora están casi llenos, pues cada día se añaden 140 toneladas. Actualmente, estiman en más de 1.250.000 toneladas el volumen de aguas contaminadas de Fukushima, y calculan que en 2022 se agotará el poco espacio restante.

Dicho esto, la aprobación por parte de Tokio del plan de vertido refleja las intenciones tanto políticas como económicas del Gobierno japonés, que parece haber optado por la solución más fácil ante eventos tan importantes como los Juegos Olímpicos, a organizarse en julio, o las elecciones legislativas de octubre.

La excusa que dan las autoridades niponas es que su plan no difiere del de otros países que operan reactores atómicos y realizan vertidos de aguas de enfriamiento con tritio. Además, aseguran que no supondrá un problema pues diluirán las aguas contaminadas para bajar el nivel de radiación antes de arrojarlas al océano. No obstante, ese proceso no cambia en nada la realidad: que una enorme cantidad de aguas radiactivas será derramada al mar y que el tritio es un material nocivo que puede originar tumores y cáncer en el organismo humano.

Para Corea del Sur, este asunto es motivo de gran preocupación, ante la proximidad geográfica con Japón, y considerando estudios que indican que tras verter Tokio las aguas contaminadas de Fukushima, el impacto medioambiental de esa medida podrá percibirse siete meses después en torno a la isla de Jeju, y después de dieciocho meses en el Mar del Este. Lo peor es que el Gobierno surcoreano no tiene medios para impedir el vertido, máxime con la postura a favor expresada por Estados Unidos y la Agencia Internacional de Energía Atómica, que recibe cuantiosas aportaciones de Tokio.

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