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Los nervios aumentan en el sector industrial surcoreano ante el riesgo de una paralización de las cadenas de suministro gloabal, que crece ante los contratiempos en los sistemas de producción en China, derivados de la peor escasez de electricidad que sufre el gigante asiático, y el aumento del precio de las materias primas. Además, destaca la gravedad de la crisis logística mundial del momento, derivada del encarecimiento de la energía y la subsiguiente subida de tarifas del transporte marítimo.

Por orden, lo que más inquieta actualmente es la crisis energética que atraviesa China, que ha obligado a las autoridades de ese país a cancelar los espectáculos de iluminación programados como parte de las celebraciones por el Día de la Fundación Nacional, así como a imponer restricciones de horario, tanto a establecimientos comerciales como a fábricas, y a elevar un 25% la tarifa de electricidad en horas punta. 

La escasez de energía es tal que la población china está sumida en una oleada de apagones sin precedentes, viendo que la falta afecta directamente a su actividades diarias. Al respecto, atribuyen los problemas a la insuficiencia de carbón para la generación eléctrica, al encarecimiento de la energía y a las inflexibles políticas de neutralidad de carbono de Beijing.

Pero lo peor es que una similar situación empieza a darse también en India, donde al igual que en China, aumenta la preocupación de las autoridades y de los ciudadanos por el rápido agotamiento de las reservas de carbón para generar energía, máxime de cara al invierno, cuando aumenta drásticamente la demanda de energía para calefacción. De hecho, los datos indican que el precio del carbón para combustible de centrales eléctricas subió un 155,4% respecto a comienzos de 2021, y el del carbón para uso estacional muestra un similar aumento.

Además, a consecuencia del encarecimiento energético y la consecuente escasez de electricidad, el precio de materias primas como cobalto y manganeso, muestra una subida abrupta, mientras que la tasa operativa de las fábricas en China baja, impactando en gran medida en las cadenas de suministro global. Y a este escenario hay que añadir el aumento de los costes de transporte marítimo.

Así las cosas, el panorama resulta poco optimista para la industria manufacturera, y la situación es peor para las empresas exportadoras. Dicho esto, dentro de la economía surcoreana, las empresas que más nerviosismo acusan son las del sector de baterías, que no solo han emprendido ambiciosos proyectos de inversión para lograr una mayor oferta de vehículos eléctricos, sino que presentan un alto grado de dependencia de China.

En tanto, las siderúrgicas también están preocupadas, máxime ante los fuertes descensos que vienen registrando desde agosto en producción, consumo e inversiones, que según pronósticos no podrán ser compensados con las exportaciones, aunque en septiembre alcanzaron el mayor volumen en 65 años.