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El incremento de los precios al consumidor superó en enero el 1% por primera vez en 13 meses, contribuyendo a aliviar la preocupación ante posible deflación en el país. No obstante, cuando los precios parecían estabilizarse, la economía coreana afronta otro nuevo reto: el brote de coronavirus originado en la ciudad china de Wuhan. Según la Oficina Nacional de Estadísticas de Corea, en el primer mes del año, el IPC fue de 105,79 puntos, un aumento del 1,5% respecto al mismo periodo de 2019, y el mayor incremento desde noviembre de 2018, cuando dicha tasa fue del 2%. Los temores de que la economía pudiese entrar en deflación comenzaron a asomar en agosto pasado, cuando los precios cayeron por debajo del 1%. Un mes después, en septiembre, por primera vez en la historia registraron un crecimiento negativo. La recuperación de los precios se atribuye a la suba del crudo internacional y de los productos agrícolas, pesqueros y ganaderos, alejándose el riesgo de una muy temida deflación, que se produce cuando los precios de los bienes y servicios sufren un retroceso generalizado y sostenido.

             

A simple vista, es posible pensar que la deflación es mejor que la inflación, pues favorece los bolsillos de las familias. Sin embargo, si el retroceso de los precios perdura y se mantiene en el tiempo, puede taer consecuencias más graves para la economía, creando una espiral de dificultades de difícil salida. Incluso Corea podría llegar a una situación similar a la de la economía japonesa, que sufrió un largo periodo de deflación tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en los noventa, dando lugar a “dos décadas perdidas”. Considerando las dos epidemias anteriores del SARS en 2003 y del MERS en 2015, el Gobierno espera que el nuevo coronavirus de Wuhan tenga efectos limitados sobre los precios al consumidor. Pero no se descarta que el riesgo de deflación vuelva a asomar si el virus continua propagándose. De hecho, los minoristas ya han comenzado a sentir las consecuencias del coronavirus de Wuhan, mientras que los grandes almacenes del país registraron un descenso interanual en ventas de más de 11% durante la festividad del Año Nuevo Lunar.