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La película ‘Parasitos’ del director Bong Joon Ho hizo historia en Corea al ganar el 9 de febrero, hora estadounidense, cuatro premios Óscar incluidos al Mejor Guión Original, Mejor Película Internacional, Mejor Director y, el más codiciado, a la Mejor Película. La estatuilla del Óscar mide 34 cm de alto, pesa 3,8 kg y su precio estimado es de unos 400 dólares estadounidenses, pero su valor es infinitamente más elevado que su precio en sí. Además del reconocimiento y prestigio internacional, la película Parásitos ha brindado la oportunidad al cine y a la cultura coreana de obtener mejor valoración en todo el mundo. De hecho tras el éxito de Parásitos, al convertirse en la primera cinta de habla no inglesa en lograr el Óscar a Mejor Película en los 92 años de historia de la Academia, ha aumentado el interés por el cine coreano. Pero el impacto de Parásitos no se limita solamente a la industria cinematográfica del país y se prevé que tenga un efecto dominó positivo sobre la economía.

Los escenarios de la película Parásitos, como la tienda donde se encuentra el hijo de Gitaek con su amigo, el oscuro túnel que atraviesan entre lluvias torrenciales y la pizzería para que la familia de Gitaek dobla cajas de cartón, se están convirtiendo en importantes puntos turísticos de Seúl. La popularidad de los contenidos culturales de Corea no solo se ha traducido en una mejora de las exportaciones, turismo y ventas de productos, sino que también ha genera un mayor interés por otros sectores. La Ola coreana, también conocida como Hallyu, ha venido creciendo continuamente desde los años noventa. Las canciones del archifamoso grupo de K-Pop BTS ahora se escuchan en todo el mundo, mientras que los dramas coreanos acompañan al fenómeno musical, y están conquistando al público internacional. Como bien dijo el director Bong, una vez supereda la barrera de los subtítulos, podrán disfrutar de muchas más películas. Sin duda, el séptimo arte de Corea, que el año pasado recién cumplió su centenario, tiene todavía mucho que ofrecer y mucho para asombrar al resto del mundo. Se espera que el efecto de la película Parásitos ayude a convertir Corea en un importante proveedor de contenidos culturales global, mejorando la marca y la competitividad del país.