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La economía china continúa en la senda de la recuperación al crecer entre julio y septiembre un 4,9% interanual. El gigante asiático cayó un 6,8% en el primer trimestre del año, la primera contracción desde que iniciaron los registros en 1992, arrastrada por el brote del COVID-19. Sin embargo, en el segundo y tercer trimestre volvió a terreno positivo con una expansión del 3,2% y 4,9% respectivamente, dando un paso más en su camino hacia la tan anhelada recuperación en forma de V. Así, la segunda economía del mundo avanzó un 0,7% acumulado en los primeros nueve meses del año. El notable crecimiento se atribuye a las estrictas políticas de confinamiento llevadas a cabo durante el primer trimestre que ayudaron a mantener el virus bajo control, a la reapertura de las fábricas en el segundo trimestre –medida que impulsó la producción- y a los esfuerzos del Gobierno en el tercer trimestre por estimular el consumo, factores que han ayudado al país ver luz al final del túnel del coronavirus. 

En su último informe de octubre, el Fondo Monetario Internacional (FMI) pronostica que China será la única economía importante del mundo en lograr un crecimiento positivo este año, con una expansión del 1,9%, mientras que para 2021 prevé que crezca un 8,2%. La rápida vuelta a la normalidad de la economía china es una buena noticia para la economía coreana, sobre todo para los exportadores de automóviles, cosméticos y piezas electrónicas. El 26 de octubre se celebra la quinta sesión plenaria del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh), donde evaluarán las propuestas para formular el XIV Plan Quinquenal para el desarrollo social y económico del país. El gigante asiático quiere dejar de ser la fábrica del mundo y convertirse en una potencia manufacturera. Para ello, apuesta por la inteligencia artificial, semiconductores e Internet de las cosas, entre otros ámbitos de tecnología avanzada. Este escenario beneficiará probablemente a la industria coreana, vinculada a dichos sectores. Si bien la economía china ha vuelto a cobrar dinamismo, Europa y Estados Unidos atraviesan un rebrote de casos de coronavirus que amenaza con ser peor que la primera ola de contagios, al tiempo de inyectar mayor incertidumbre en la economía global.