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El vicepresidente de Samsung Electrónica, Lee Jae Yong, salió en libertad condicional el 13 de agosto con motivo del Día de la Independencia de Corea del 15 de agosto, fecha de la liberación coreana del dominio colonial de Japón. El empresario surcoreano estuvo encarcelado 207 días, tras ser condenado a dos años y seis meses de prisión en enero por cargos de soborno. El ministro de justicia explicó que la libertad fue concedida considerando la actual coyuntura económica nacional y global en medio de la prolongada pandemia. Lee salió de la prisión no por indulto sino en libertad condicional, lo que implica que estará bajo supervisión hasta el mes de julio del próximo año, cuando cumpla la pena de treinta meses inicialmente impuesta. Además, el heredero de Samsung está inhabilitado por cinco años para retomar la actividad empresarial o salir del país sin una autorización especial previa por parte del Gobierno. Estas restricciones suponen un gran obstáculo en tiempos que requieren ágiles decisiones empresariales. Además, aún tiene dos juicios pendientes: uno relacionado con la fusión de dos filiales con objeto de favorecer su sucesión frente al grupo empresarial, y otro por el presunto uso indebido de propofol, un medicamento anestésico. 

Si bien, el vicepresidente de Samsung no puede ejercer la gestión sin una autorización especial, la atención se centra en los cambios positivos que podrá traer en el conglomerado. Se prevé que los grandes proyectos de inversión y de fusiones y adquisiciones que estaban en retraso, puedan ganar mayor impulso y que la toma de decisiones empresariales sea más rápida y audaz. Sin embargo, la decisión de poner en libertad condicional al vicepresidente de Samsung ha dejado dividido al país. El sector corporativo dio la bienvenida a la noticia, pero por otra parte, es visto como un privilegio excesivo y en contra del principio de igualdad ante la ley y la lucha contra la corrupción con la que partió la administración actual del presidente Moon Jae In.