Febrero es el mes de las graduaciones en Corea. En este mes se realizan los actos de graduación no sólo de las escuelas primarias, secundarias y preparatorias; sino también de las universidades. Nos encontramos en la fiesta de graduación de la escuela secundaria Deokso, que se encuentra en Namyangju, provincia de Gyeonggi. El comienzo no es diferente al cualquier otro acto de este tipo, pero la primera parte -compuesta por los discursos y la ceremonia de entrega de premios termina pronto- y enseguida comienza la segunda parte. En esta parte, la directora y profesores del último año, cantan una canción de despedida a los estudiantes que se gradúan ese día. Aunque la directora del colegio tiene una experiencia docente de casi treinta años, ésta es la primera vez que canta una canción de felicitación en un acto de graduación. Desde hace ya varios años, los profesores y alumnos de este colegio preparan este acto como un evento muy especial. Antes el evento se centraba sólo en algunos estudiantes y el resto quedaba desplazado, pero ahora tratan de que sea una fiesta que pueda ser disfrutada por todos. Al ver que los profesores que los habían regañado durante todo el año diciéndoles que estudiaran y se portaran bien en clase, cantan y bailan disfrazados de graciosos conejos, los estudiantes estallan en aplausos y gritos de alegría. Y en respuesta a la actuación de los profesores, ahora suben los estudiantes al escenario. De este modo, las dos horas de fiesta pasan volando para estudiantes, profesores y padres; y todos lo disfrutan en grande en medio de risas, fotos y aplausos. Cuando termina la fiesta de graduación, los chicos se dirigen a sus aulas, donde tienen una mini-fiesta con el profesor a cargo de cada división. Allí los alumnos cantan a su profesor “La canción del maestro”, con la que expresan su agradecimiento ante tantos desvelos. Entonces el profesor hace entrega, uno a uno, de los diplomas a sus alumnos. Otro colegio, realizó una exposición de autorretratos realizados por los propios estudiantes. Para los estudiantes, fue muy especial que la fiesta de graduación se hiciera en un salón transformado en “galería de arte” de sus propios trabajos. En otro colegio pasaron un audiovisual con imágenes de los tres años de vida estudiantil de los graduados. Al reconocer sus propios rostros y los de sus compañeros en la pantalla, los esudiantes estallaron en gritos y aplausos, y se les humedecieron los ojos al revivir los momentos compartidos. Gracias a las originales ideas aportadas por profesores y estudiantes, la emoción y alegría se duplican en las actuales fiestas de graduación. Fortalecidos de esta manera los lazos de amistad entre los compañeros; y los lazos de amor y confianza entre profesores y alumnos, el recuerdo de los últimos momentos compartidos, permanece en la memoria por mucho más tiempo.