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Cultura

“Historia de unos viejos ladrones”, una sátira de la actualidad coreana

2013-02-12



La obra teatral “Historia de unos viejos ladrones” trata sobre dos atracadores que salen de la prisión tras haber terminado una larga condena de treinta años y que al encontrarse con que no tienen de qué vivir, deciden cometer el último gran robo de sus vidas. La obra se estrenó por primera vez en 1981 y desde entonces ha sido repuesta siempre a sala llena. Después de haber pasado la mitad de sus vidas en prisión, los ladrones ya no son ágiles ni tienen la suficiente claridad mental para llevar a cabo un gran robo. Sin embargo, sus palabras son agudas y dan en el clavo cada vez que abren la boca, pues no se privan de manifestar todo lo que opinan sobre el mundo. La falsedad e ineptitud de los políticos, el estancamiento económico, la ampliación de la brecha entre ricos y pobres, la discriminación... Son todos problemas que tocan de cerca a la gente, pero de los que nadie quiere hacerse responsable. Por esta razón, las sátiras que ironizan y ponen sobre el tapete los temas de actualidad proporcionan una sensación catártica muy liberadora. Los treinta años pasados en la cárcel ha vuelto lentos y cortos de entendimiento a los ladrones. Entran a robar a una gran casa creyendo que es una mansión de millonarios y resulta que es un museo de arte. Los nombres de Andy Warhol y Pablo Picasso no les suenan de nada a los ladrones, y sólo buscan la caja fuerte de la casa. Durante su búsqueda, encuentran unas botellas de licor y deciden tomar unas copas. Las copas ponen melancólicos a los ladrones, que empiezan a lamentarse sobre su vida pasada. Aunque cometieron muchos robos, nunca robaron nada de valor ni le hicieron daño a nadie. Sin embargo, pasaron injustamente treinta años de su vida en prisión. Entonces uno de ellos toma una medalla de la vitrina del museo y se la pone a su compañero como premio. Viendo a estos ladrones pobres y marginados, el público imagina a los ladrones ricos y poderosos que por tener influencias y dinero jamás van a la cárcel. Después de mil vueltas, los ladrones encuentran por fin la caja fuerte. Prueban a abrirla de varias maneras, pero al no lograrlo, los viejos colegas de hurto se ponen a discutir. Quejándose de que asociarse no es bueno, deslizan disimuladamente los nombres de dos políticos de la oposición, que por anteponer su egoísmo no lograron unirse para la candidatura presidencial. Esta sátira de la actualidad política que hace desternillarse de risa al público, cambia continuamente cada vez que la obra es estrenada, y convierte a “Historia de unos viejos ladrones” en todo un clásico del teatro satírico. Sin poder abrir la caja fuerte, los viejos cacos terminan haciendo saltar la alarma y la policía les atrapa en el lugar del crimen. No sabemos cómo terminaron los ladrones, pero través de la historia de estos torpes y viejos ladrones, el público tiene la oportunidad de reflexionar sobre los absurdos, la inmoralidad y la irracionalidad de la sociedad contemporánea.

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