Basada en la “Canción del limosnero”, que es una canción folklórica que se ha transmitido oralmente, “Pumba” es un monodrama que combina el teatro tradicional de patio y el teatro escénico. Estrenada a principios de 1981, se viene ofreciendo al público hace 32 años. Cuando se presentó “Pumba”, Corea vivía momentos históricos muy tormentosos. En 1979 falleció el presidente Park Chung Hee y fue instaurada una nueva dictadura militar. Ésta reprimió con armas el levantamiento popular por la democracia que se produjo en mayo en Gwangju, donde centenares de personas perdieron la vida. La sociedad coreana atravesaba un momento de shock, la corrupción era rampante y la ciudadanía se sentía indefensa. “Pumba” se hizo entonces, con el deseo de transmitir a la sociedad un mensaje en defensa de los derechos humanos. Así pues, “Pumba” habla de la justicia desde el punto de vista de los marginados y las personas que se encuentran en el estrato más bajo de la sociedad. A lo largo de los 32 años de historia de “Pumba”, el público siempre se ha acercado a esta obra en tiempos díficiles; como por ejemplo, durante la crisis económica de 1997-1998. Originalmente se denominaba “pumba” a los gritos que emitían los vagabundos para marcar el ritmo y animar al público cuando recorrían las calles y mercados, cantando y pidiendo limosna. Con el paso del tiempo, “pumba” se convirtió en un modo de llamar entre esos mismos vagabundos. “Pumba” es un monodrama. Un solo actor sobre el escenario, acompañado de un percusionista, asume no sólo el papel del protagonista; sino el de otros quince personajes. La obra se basa en la vida de Cheon Jang Geun, un personaje que vivió durante la dominación japonesa a principios del siglo XX. Al principio trabajaba como estibador en el puerto de Mokpo, que fue inaugurado en 1930 y atrajo a gran número de trabajadores. Allí vio cómo Japón expoliaba el arroz que se producía en Corea, haciendo que la gente pasara hambre. Entonces lideró una huelga, hecho por el que fue perseguido. Después, durante la guerra de Corea, perdió a su esposa en manos de los comunistas. Al término de la guerra de Corea, formó una comunidad llamada “Cheonsachon”, la Aldea de los Ángeles, con huérfanos de la guerra y con personas que habían perdido a sus seres queridos y todo lo que tenían. Aunque en el mundo de los poderosos reina la corrupción y la injusticia, en esta comunidad de mendigos tenían normas morales bien estrictas, pues ser un vagabundo que vive de limosnas no equivale a ser un criminal. En tiempos en los que el poder reprime los derechos humanos, y los débiles son sepultados por los poderosos, la voz de “Pumba” se sitúa del lado de los que nadie tienen, pero sueñan con una sociedad ideal y justa, que reverbera con fuerza en los corazones del público.