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Cultura

Museo Histórico de la Cárcel de Seodaemun, donde se cimentaron la libertad y la paz de Corea

2014-03-11

El 1 de marzo de 1919 fue el día en que los coreanos proclamaron su voluntad de independencia al mundo. Ese día, miles de coreanos salieron a las calles y gritaron con todas sus fuerzas por la libertad de Corea, desafiando la brutal represión japonesa. Por esta razón, en marzo los coreanos vuelven a los escenarios donde aún resuenan esos gritos llenos de ira y determinación.



Uno de esos escenarios, uno de los más representativos, es el Museo Histórico de la Cárcel de Seodaemun, donde estuvieron encerradas las innumerables personas que lucharon por la independencia durante el periodo de la dominación japonesa. El Museo Histórico de la Cárcel de Seodaemun se encuentra en el número 251 de la calle Tongil-no, en el distrito de Seodamun de Seúl. En este lugar estuvieron encerrados 40.000 coreanos que lucharon por la independencia. La prisión fue construida por los japoneses en 1908 y pasó por sucesivas ampliaciones. Al principio tenía capacidad para 500 reclusos, pero en 1923 la capacidad de la cárcel ascendió a 3.000 presos. Originalmente contaba con un área de 105.600 m2, pero en la actualidad sólo queda la cuarta parte de esta superficie. Siendo una de las puertas de acceso de la ciudad, Seodaemun era un punto muy importante de circulación de personas y mercaderías. En este tipo de lugares no se suelen construir cárceles, pero el Gobierno japonés lo hizo así para que los coreanos se sintieran amedrentados y sometidos al dominio colonial.



A principios del siglo XX, la población de Joseon –como antiguamente se llamaba a Corea- ascendía a 18.780.000 habitantes. En 1930, cuando el dominio colonial japonés llegó a su punto más férreo, había 6.100.000 personas en prisión, lo que equivale a decir que un tercio de la población estuvo entonces encarcelada. En la primera planta del Museo, se puede ver organizada en tres etapas la historia de la lucha de la independencia desde 1910 hasta 1945. Bajando por unas escaleras angostas y empinadas, se accede a los sótanos del Pabellón de Seguridad, donde se encontraban las salas de tortura de la cárcel. Salimos del antiguo Pabellón de Seguridad de la cárcel y nos dirigimos al Pabellón Central, donde se encontraban las celdas 10, 11 y 12. Las celdas tienen suelo de madera, pero no tienen calefacción ni refrigeración. Ni siquiera tenían baño y los reclusos debían hacer sus necesidades en baldes.



El único momento en que los reclusos salían de su celda era para realizar trabajos forzados. Los prisioneros tenían a su cargo la tarea de fabricar provisiones militares y artículos de uso común. Trabajaban más de diez horas al día y recibían una alimentación inferior a la recomendada, por lo que padecían hambre y sufrían de enfermedades crónicas. Los gritos de independencia de marzo de 1919 cimentaron la libertad y la paz que disfrutan los coreanos en la actualidad. Esta es la enseñanza que nos deja la visita al Museo Histórico de la Cárcel de Seodaemun.

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