En una estación del metro cercana al bachillerato Danwon de Ansan, se realiza desde el pasado 20 de abril un concierto diario a las seis de la tarde para rendir homenaje a las víctimas del ferri Sewol. La plaza que la da a la estación está empapelada de mensajes y por todos lados revolotean las cintas amarillas para pedir por el regreso de las víctimas de la tragedia. El 16 de abril de 2014 por la mañana se hundió el barco de pasajeros Sewol de 6.800 toneladas frente al mar de la isla Jindo, en la provincia de Jeolla del Sur. Hasta el 13 de mayo se contabilizan 273 muertos y 31 desaparecidos. Desde el día en que se produjo esta terrible tragedia, todo el país se encuentra sumergido en una profunda tristeza. Gran parte del pasaje estaba compuesto por estudiantes de la Escuela Preparatoria Danwon que se dirigían a la Isla Jeju para disfrutar del viaje de estudios. Para estar cerca de las laboras de rescate, los familiares de las víctimas viajaron durante seis horas hasta puerto Paengmok, en la isla de Jindo. Pero a medida que pasaron las horas y los días, lo único que fue creciendo fue la cifra de fallecidos.



Al conocerse la noticia de la tragedia, muchísimas personas dejaron su casa y su trabajo para dirigirse a Jindo para preparar la comida, lavar la ropa y atender a la salud de los familiares de las víctimas. Además del altar en memoria de las víctimas que se instaló en Ansan, de donde provenían los chicos del bachillerato que iban en el barco, se han levantado 140 altares en todo el país para rendir homenaje a las víctimas del desastre. Hasta la fecha 1.700.000 personas se acercaron a estos lugares y se solidarizaron con las víctimas, pero la afluencia de gente no disminuye pese al transcurso de los días. Al llegar los visitantes guardan un momento de silencio y ponen un crisantemo frente a las fotos de las víctimas para expresar lo mucho que lamentan lo sucedido y descargar un poco la frustración y la ira que sienten en sus corazones. En las paredes de los lugares de homenaje se pueden leer mensajes y cartas de condolencias no sólo de todo Corea, sino de otras partes del mundo.



Aunque pareciera que el tiempo se hubiera detenido, ya han pasado 28 días desde el desastre del Sewol. Para mostrar sus condolencias con las víctimas, se suspendieron la mayoría de conciertos y festivales, muchos cancelaron viajes y la gente hasta se refrena de hacer compras, lo que ha hecho descender drásticamente el consumo interno. El hundimiento del ferry ha sido una catástrofe tan terrible que todo el país parece estar sufriendo de estrés postraumático colectivo. Son momentos de pesadumbre y contrición para toda Corea, pero esperamos que pronto llegue también el momento de la recuperación. Entonces transformaremos la pena y la rabia que ahora sentimos, en energía que nos permita transformar esta sociedad para que algo semejante nunca vuelva a ocurrir.