Deokhye fue la última princesa del Imperio Daehan, que fue el nombre que adoptó el reino de Joseon durante sus últimos años. La princesa nació el 25 de mayo de 1912, fecha en que el rey Gojong cumplió 60 años. Feliz de haber tenido una hija a esa edad, el rey mostró especial predilección por la pequeña. Sin embargo, la felicidad de la princesa comenzó a resquebrajarse en 1919 cuando murió el rey, y se hizo añicos cuando fue obligada a marchar a Japón. La excusa era que allí continuaría sus estudios, pero en realidad fue llevada como rehén. El musical abarca los años que pasó la princesa Deokhye en Japón, es decir, desde 1925 hasta 1962, cuando pudo volver a Corea.



En 1931, cuando cumplía 19 años, la princesa Deokhye fue obligada a casarse con Takeuchi, el hijo de un noble de Tsushima. En el musical, Takeuchi aparece como una persona que se apiada del dolor y la tristeza de su esposa en los primeros años del matrimonio; sin embargo, las circunstancias históricas y las diferencias culturales impiden el acercamiento de la pareja. La difícil relación del matrimonio da un giro positivo cuando la princesa queda embarazada. Según parece, ella comenzó a sufrir colapsos nerviosos desde el inicio de su estancia en Japón, pero al saber que estaba embarazada, debió vivir su embarazo con gran felicidad. Sin embargo sería algo efímero, pues una profunda depresión post-parto se sumó a los problemas nerviosos que la princesa Deokhye sufría, haciendo que su salud mental se quebrantara aún más hasta llegar a padecer esquizofrenia. Por si esto fuera poco, Takeuchi perdió todas sus posesiones cuando el régimen militar estadounidense se apoderó de los bienes de los aristócratas japoneses tras la rendición de Japón en 1945. Finalmente, Takeuchi internó a su mujer en un hospital psiquiátrico y comenzó a tramitar su divorcio; y ella fue separada de su hija y abandonada por su marido.



La princesa Deokhye estuvo recluida en un hospital psiquiátrico durante diez años, pero su condición empeoró y se le diagnosticó Alzheimer prematuro. Fue en 1956 cuando su hija desapareció repentinamente y nunca se encontraron sus restos ni rastro de su paradero. De este modo, víctima inocente de la implacable historia, la princesa Deokhye volvió a quedarse sola. Una vez derrotado Japón e independizado Corea, la princesa volvió a su tierra natal en 1962, después de 38 años de ausencia, convertida en una anciana física y mentalmente derrumbada. Aún así vivió hasta 1989, hasta los 77 años de edad, en una de las dependencias del palacio Changdeok-gung. A pesar del mal del Alzheimer que sufría, recordaba con claridad a su padre el rey Gojong y, cuando se lo permitían las fuerzas, escribía en coreano y con manos temblorosas frases como ésta: “Echo mucho de menos a su majestad el rey, mi padre. Mi única culpa fue ser la última descendiente de la dinastía Joseon.”