Este año se cumplen 150 años de la emigración coreana a Rusia y Asia Central y se está llevando a cabo un gran número de actos para conmemorarlo. Uno de esos actos se celebró el pasado 12 de octubre en la ciudad de Ansan, en la provincia de Gyeonggi.



Al haber vivido lejos de Corea durante generaciones, estos coreanos étnicos no tienen recuerdos de Corea, pero sus padres les han transmitido la conciencia de que son descendientes de coreanos y de que sus raíces culturales y raciales están en Corea. La mayoría de los coreanos que se establecieron en Rusia eran de la provincia norcoreana de Hamgyeong. En esta región no se daba bien el cultivo de arroz, así que la gente pasaba hambre y grandes estrecheces. En 1863, 14 familias, en total unas 60 personas, solicitaron permiso para radicarse en tierras rusas y al año siguiente el gobierno ruso otorgó su aprobación. Este hecho marcó el comienzo de la emigración coreana a Rusia. Cinco años después, hubo una hambruna muy grande en la península por las malas cosechas y alrededor de 10.000 coreanos tuvieron que cruzar la frontera. A principios de los años 20 del siglo pasado, cuando la dominación japonesa se hizo más férrea, unos 170.000 coreanos viviendo en Vladivostok y alrededores, sumaban aproximadamente la cuarta parte de la población campesina de la provincia de Marítima de Siberia. Sin embargo, en 1937 el gobierno soviético forzó el traslado de estos coreanos a Asia Central por temor a que actuaran como espías de Japón. La movilización fue brutal: Les llevaron en tren a 6.000 km de su lugar de asentamiento hasta Ushtobe, en Kazajstán y les dejaron prácticamente abandonados en tierras yermas a finales de octubre, cuando se aproximaba el invierno. Sin embargo, superaron las duras condiciones de su entorno a fuerza de laboriosidad y celo educativo. Asimismo preservaron sus costumbres y su gastronomía, para finalmente convertirse en una de las minorías étnicas más respetada de Kazajstán.



Con la desmembración de la Unión Soviética en 11 estados independientes, muchos de ellos volvieron al país de sus ancestros en busca de una vida mejor, pero en Corea pocos sabían de ellos o estaban al tanto de su situación. Para remediarlo, la Comisión Organizadora de los Actos Conmemorativos de la Diáspora Coreana organizó el festival “Somos uno” en la ciudad de Ansan, en la provincia de Gyeonggi. De los 30.000 descendientes de coreanos provenientes de Rusia y Asia Central que están en Corea, unos 6.000 viven en Ansan, así que se podría decir que esta ciudad es el centro de esta comunidad. Durante el festival celebrado en su honor, los coreanos étnicos de Rusia y Asia Central bailaron la danza tradicional del abanico y presentaron sus platos típicos. Los más aplaudidos del festival fueron los integrantes del Teatro Coreano de Kazajstán, el primer teatro creado por coreanos en el exterior, y que también hace las veces de centro cultural coreano en dicho país.