Hoy es 1 de mayo, el Día Internacional del Trabajo. Nació como homenaje a unos sindicalistas que fueron ejecutados en Estados Unidos hace algo más de un siglo por organizar manifestaciones que defendían la jornada laboral de ocho horas. Es un día que conmemora los esfuerzos por mejorar la calidad de vida y proteger los derechos de los trabajadores. Hasta que comenzaron estas luchas reivindicativas, la gente trabajaba de sol a sol sin tener días libres. Los antiguos coreanos, por ejemplo, trabajaban en el campo todos los días de la semana. Solo descansaban si llovía, si hacía demasiado calor o frío, o si esaban enfermos. Por fortuna, las tareas más pesadas las hacían en cooperación con los vecinos mientras entonaban animadas canciones de trabajo. La vida es más cómoda en estos días, pero no se puede decir que sea más fácil. Muchos tienen que viajar apretados como sardinas en los medios de transporte para llegar a sus trabajos y, si están muy ocupados, tienen que renunciar al tiempo que pasan con sus familias. Si se lo piensa, las condiciones de trabajo no han mejorado tanto con respecto a los tiempos en que todos vivían del cultivo de la tierra. 

“Canción de riego de los arrozales” - Sociedad Conservadora de las Canciones de Campo de Goyang

Esta canción se cantaba cuando anegaban los campos antes de plantar los retoños de arroz. El problema se resolvía fácilmente si llovía lo suficiente, pero si las precipitaciones no alcanzaban, era preciso acarrear el agua. Los campesinos coreanos idearon un instrumento llamado “yongdure”, que servía para trasladar el agua desde un terreno bajo a uno de mayor altura. Se hacía ahuechando un tronco de madera hasta darle la forma de una canoa cortada por la mitad. Luego la ataban mediante cuerdas a una estructura de palos y la hacían oscilar como un péndulo, lo que les permitía trasladar el agua de un sitio a otro con poco esfuerzo. Colocaban varios “yongdure” en fila y el trabajo se hacía entre varios campesinos, quienes cantaban una canción para coordinar el esfuerzo, optimizar la eficiencia y hacer menos tediosa la labor. Como se puede apreciar, las canciones de trabajo eran muy importantes en las labores colectivas. Ahora escucharemos una canción de pescadores. En la costa sur de la península coreana hay una isla llamada Geomundo. Se encuentra a dos horas de la ciudad de Yeosu y es una de las islas más meridionales del mar Dadohae. Aparece en los libros de historia porque los ingleses la ocuparon durante casi dos años a fines del siglo XIX, convirtiéndola en el primer lugar de Corea en tener un contacto sostenido con la civilización occidental. La “Canción de los barcos de Geomundo” es tan original que ha sido declarada como Propiedad Cultural Intangible nº 1 de la provincia de Jeolla del Sur. 

“Canción de los barcos de Geomundo” – Jeong Gyeong Yong y otros 

La “Canción de los barcos de Geomundo” engloba diversas canciones que se entonan según el trabajo que se realiza. Por ejemplo, está la canción que se canta para fabricar amarras, la que se canta al dios del mar para pedir una pesca abundante, la que se canta para remar al unísono, para subir las redes de pesca, recoger los pescados o volver a tierra con las bodegas llenas. Hoy terminaremos con una canción de trabajo muy especial que se llama “Arirang de las balsas”. Desde antaño la región montañosa de Gangwondo fue conocida por la madera. La manera más fácil y rápida de transportar esa madera era fabricar balsas con los troncos de los árboles y conducirlas hasta Seúl a través del río Hangang. El viaje era largo y peligroso, pero dejaba una ganancia considerable a los se avenían a hacer el trabajo. El “Arirang de las balsas” habla de las dificultades y la soledad que sufrían estos barqueros. 

“Arirang de las balsas” – Kim Nam Ki, Kim Il Ja y otros