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Cultura

‘El mercado de la frontera’, de Kim Seong Joong

2019-07-16

ⓒ Getty Images Bank

-¿Quién hará la transacción? –preguntó el cambista sonriendo.

Mientras Rona y yo vacilábamos, Juko adelantó un paso.

-¿Qué recuerdos quiere vender? En su primera transacción, la mayoría vende los recuerdos desde su nacimiento hasta los dos o tres años...

-Muy bien, los vendo. De todos modos, no recuerdo nada de esa época.

Juko fue llevado a un cuarto tras una cortina y nosotros nos quedamos esperándole afuera. Volvió unos cinco minutos después y se desplomó en el sofá donde estábamos sentados.

-Todo lo que recuerdo es que me sentaron en un sillón reclinable y que me pusieron un poco de aceite en la frente.

El cambista sacó de la cisterna dos peces del tamaño de la palma de la mano y los puso a freír. Luego tendió a Juko una bolsita con las escamas.


환전상이 미소를 지으며 우리를 돌아보았다.

“어느 분이 거래를 하시겠습니까?” 

로나와 내가 머뭇거리는 사이 주코가 앞으로 나섰다.

“대개 첫 거래에서는 출생부터 두세 살까지의 기업을 팝니다만...” 

“좋습니다. 어차피 생각도 나지 않는데, 팔겠습니다” 

주코는 커튼이 쳐진 내실로 안내됐고 우리는 밖에서 기다렸다.


5분이나 지났을까~

주코는 우리가 앉은 소파로 걸어와 털썩 주저 앉았다.

“긴 의자에 누워서 이마에 오일을 바른것밖에 생각이 나지 않아”  


환전상은 수조에서 손바닥만한 물고기 두 마리를 꺼내

기름에 튀기더니 비늘이 든 주머니를 건네 주었다.



Entrevista al profesor Bang Min Ho de la Universidad Nacional de Seúl:

Los recuerdos nos pueden pesar, pero irónicamente no podemos vivir sin ellos. Cuando desaparecen los recuerdos, queda un inexorable vacío. Los recuerdos son intrínsecos al ser humano y sin ellos nuestra vida queda marchita y yerma. Esta historia, que habla de vender y comprar recuerdos, se pregunta qué nos hace humanos y por qué son importantes hasta los recuerdos más dolorosos. 



Me golpeé el pecho de la frustración. Rona dio un paso hacia atrás atemorizada. Pero entonces, como si hubiera recordado algo, trajo una fotografía en la que aparecíamos los dos juntos.

En el reverso había anotado en letras grandes: “Para dárselo al hombre que venga a buscarme”. Un poco más abajo había escrito: “Para cuando leas esto, no podré reconocerte. Vendí todos mis recuerdos para comprar esta tienda”. Apenas fije los ojos en la primera línea comprendí qué había pasado, pero seguí leyendo: “Viajé por todo el mundo. La primera vez me tomó seis meses, la segunda veintisiete y la última, cinco años. Mis viajes se hacen cada vez más largos. Cuando subí al avión, me prometí que esta sería la última vez. 

Ya he tenido suficiente con sentirme extranjera en tantos países, así que me quedaré en el lugar que sea un verdadero hogar para mí y no partiré nunca más”. En vez de estallar en lágrimas, leí la última frase:

 “Ven a verme la próxima luna llena”.

Rona me había dejado esta petición en el instante en que gastaba sus últimos recuerdos. Pero Rona ya no era Rona. La mujer que había vivido como una elegante soltera de la aristocracia había desaparecido.


나는 답답한 마음에 가슴을 쳤다.

로나는 겁먹은 표정이 되어 뒤로 물러나더니

짚이는게 있는지 사진 한 장을 꺼내왔다.

로나와 내가 다합에서 찍은 사진이었다.

뒤에는 ‘나를 데리러 온 남자에게 줄 것’이라는 메모가 적혀있었다.


‘이 종이를 읽을 때쯤 나는 너를 알아보지 못할거야.

 기억을 모두 팔아 이 가게를 샀거든’


첫줄을 읽자마자 무슨 일이 벌어졌는지 알 수 있었다.


‘다음 만월에 날 만나러 와줘’ 


그녀는 모든 기억을 전소시킨 순간에 이런 부탁을 남겼다.

로나는 더 이상 로나가 아니었다.

우아한 독신 귀족같은 여자는 이제 사라졌다.




Autor:

Kim Seong Joong nació en 1975 en Seúl. Debutó como escritor en 2008 con el relato “Devuélvame mi silla”, al recibir el premio de escritor novel del diario Joongang.

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