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Cultura

Canciones folklóricas de ritmo rápido

2020-01-29


Hubo un tiempo en que las diferencias sociales eran muy claras. En ese entonces hasta la música que disfrutaba cada clase era distinta. La música de la nobleza y la realeza recibía el nombre de “jeongga”, que significa “música correcta”. Las canciones para esta clase eran en general poemas musicalizados y se llamaban “norae”, que significa precisamente “canción”, mientras que las canciones de clase popular se llamaban “sori”, que tenía el sentido peyorativo de “ruido”. De entre las canciones que disfrutaban los plebeyos, las que cantaban los cantores profesionales recibían el nombre de “jabga”, que significa “canciones misceláneas”, pero también tiene el significado peyorativo de “canciones vulgares”. Hoy escucharemos algunas de estas piezas de japga, todas de ritmo “hwimori”, es decir, de ritmo rápido. Estas canciones folklóricas de tipo “hwimori japga” eran las preferidas de los cantores de Seúl, solían contar diversas historias y tenían letras muy satíricas y a veces procaces, que eran el deleite del pueblo. Una de las canciones de este tipo más conocidas es “La canción del sapo”, en la que se ridiculizan las clases sociales a través de un sapo que vivía en el arroyo Cheonggyecheon. 

“La canción del sapo” - Lee Chun Hee


Los arroyos que bajaban de las montañas de Seúl formaban el arrroyo Cheonggyecheon, que desembocaba luego en el ancho río Han. Estos cursos de agua recibían las aguas cloacales de las casas, por lo que las zonas aledañas eran sucias y malolientes. Por esta razón, en sus riberas se establecían los más pobres y predominaban las chabolas. A fines del período Joseon había en Seúl un grupo famoso de cantantes que se llamaba “Sagyechuk”. Sus miembros vivían en barrios detrás de la actual Estación de Seúl. Todos tenían oficios diferentes, pero los unía el amor al canto. En invierno se reunían en graneros vacíos e invitaban a cantantes famosos para cantar juntos y aprender de ellos. En esas reuniones empezaban cantando canciones largas como los “Doce japga”, pero cuando el entusiasmo y la excitación llegaban a su punto máximo, remataban la fiesta con un “hwimori japga”. 

“La canción de la rocas” - Park Sang Ok


En los tiempos antiguos era difícil separar las piedrecillas del arroz cosechado, por lo que era muy común morder un trozo de pedrusco y romperse un diente. “La canción de la rocas” exagera esto y dice que todas las piedras del país están en la olla de arroz. Sigue diciendo que al querer comerse el arroz tostado en el fondo de la olla, salieron dos “haetae”, que son criaturas fantásticas que tienen el poder de discernir el bien y el mal, y de prevenir los desastres. Para que se den una idea, son esos animales parecidos a tigres que protegen a ambos lados la puerta Gwanghwamun del palacio Gyeongbokgung de Seúl. La última canción que escucharemos hoy se llama “Un día nublado de verano”. Habla de un pescador que pescaba en la ribera del río un día de verano. Cuando vio que pasaba un chico conduciendo un buey negro, le pidió que le llevara algunos pescados a su esposa para que los tuviera listos para cuando él volviera a casa. Sin embargo, el chico se rehusó diciendo que tenía mucho que hacer. Ni corto ni perezoso, lo que el chico quería en realidad era que le pagara con algo de dinero o pescado por el mandado. 

“Un día nublado de verano” - Lee Hee Moon y el grupo Preludio

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