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Cultura

Los mendigos de antaño

2020-05-13


En otros tiempos hasta los mendigos tenían sentido del honor. Aunque vivían de la caridad ajena, trataban en lo posible de dar algo a cambio. Por ejemplo, si les daban un plato de arroz, retruibuían la generosidad cortando la leña o entreteniendo a la gente. Las canciones que cantaban los mendigos para pedir comida se llamaban “Gakseori Taryeong”, que significa precisamente “Canción del mendigo”. También recibían el nombre de “Jang Taryeong”, “Canción del mercado”, porque originalmente las cantaban los vendedores ambulantes en los mercados para atraer la atención de los compradores. En las comunidades rurales, los mercados o ferias se abren solo en ciertos días. Si en un pueblo se abre los días terminados en 1 o 5, en el siguiente pueblo se abre los días terminados en 2 y 6, y así sucesivamente, de acuerdo al itinerario que hacen los comerciantes con sus mercancías. La canción “Jang Taryeong” describe las escenas y los sonidos de los mercados que recorrían estos vendedores ambulantes. Los mendigos comenzaron a cantar estas canciones imitando las modulaciones de la voz y los gestos de los vendedores, por lo que, con el tiempo, la gente igualó estas canciones de mercado con las canciones de los mendigos. 

“Jang Taryeong” - Kim Yong Woo


Un estudioso llamado Cho Su Sam del período Joseon contó en uno de sus libros la historia de un muchacho de Tongyeong que buscaba por todo el reino a su hermano menor perdido. Mientras iba de pueblo en pueblo mendigando para vivir, se hizo famoso cantando la canción “Sae Taryeong”, “La canción de las aves”. Se trata de una versión muy diferente del “Sae Taryeong” que conoce la mayoría de la gente, pues describe las características de los pájaros de un modo humorístico comparándolo con tipos humanos. Por ejemplo, la letra dice lo siguiente: “Los ruiseñores son grandes cantoras, por lo que son perfectas como concubinas. / Las golondrinas son todas parlanchinas, por lo que son perfectas como sirvientas”. 

“Sae Taryeong” - Grupo a capella Tori’S  


¿Pero qué ocurría si el mendigo no tenía talento para el canto? En ese caso, aprendía a tocar un instrumento musical. El estudioso Cho Su Sam que les mencionamos antes escribió acerca de un misterioso intérprete del violín haegeum que conoció cuando era un niño de seis años. Según sus recuerdos, el mendigo-músico, que era un anciano de unos sesenta años, le hablaba a su haegeum como si fuera un ser vivo e imitaba con él los sonidos de los animales. Tenía un dominio musical tan grande del instrumento que pretendía que, con una simple orden suya, el haeggeum tocaba por su cuenta. Todo hubiera quedado como los recuerdos exagerados de un niño fascinado, pero lo increíble es que cincuenta años después, cuando Cho Su Sam era casi un anciano, se apareció en su casa el mismo viejo de su niñez y repitió las mismas proezas musicales mendigando un poco de comida. ¿Qué había pasado? ¿El pequeño Cho Su Sam había confundido al músico con un anciano cuando se trataba de una persona joven? Quizá no era el mismo músico sino un hijo del primero y había aprendido las artes de su padre. No sabemos la respuesta, pero de lo que no hay duda es que algunos mendigos de antaño tenían increíbles dotes musicales. Hoy nos despedimos con una pieza instrumental de violín haegeum. 

“Circo” - Kang Eun Il

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