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Cultura

Canciones otoñales

2020-09-23


El ave fénix es un pájaro imaginario que hace su aparición triunfal cuando un líder sabio es capaz de conducir a su país por la senda de la paz y la prosperidad. Es por esta razón que el símbolo del cargo presidencial en Corea es un par de aves fénix. El imaginario popular lo describe como un pájaro que se alimenta solo de los frutos del bambú y fabrica su nido únicamente en las ramas del parasol chino. Por esta razón, a los antiguos estudiosos confucionistas les gustaba plantar estos árboles en sus casas con la esperanza de atraer a estas aves míticas. El parasol chino es un árbol de hojas muy grandes –llegan a tener hasta 30 cm de largo-, por lo que dan abundante sombra en verano. Sin embargo, por la misma razón, las hojas tienden a hacer bastante ruido cuando hay viento o cae la lluvia, provocando sentimientos de soledad y melancolía durante las noches otoñales. La primera canción que escucharemos se llama “Byeoksachangi” y habla de un joven noble estudioso que al escuchar agitarse las hojas del parasol chino, sale corriendo al patio creyendo que es su amante que viene a verlo al resguardo de la noche. Avergonzado de su proceder, vuelve al interior de la casa agradeciendo que está muy oscuro y no lo ha visto nadie.

“Byeoksachangi” – Lee Dong Kyu


Según el antiguo calendario estacional coreano, ayer fue Chubun, el equinoccio de otoño en el hemisferio norte. Además de marcar el comienzo del otoño en el hemisferio norte, en esa fecha el día tiene aproximadamente la misma duración que la noche en todos los lugares de la Tierra. El aire se vuelve más fresco y se aproxima la época de la cosecha, indicando que el año está pronto a acabarse. Quizás es por esta razón que los sentimientos se intensifican en otoño y nos ponemos tan melancólicos. Uno de los pasajes mas bellos del pansori “La canción de Sim Cheong” es “Chuwolmanjeong”. Convertida en emperatriz, Sim Cheong ve pasar una bandada de gansos y se acuerda de su padre ciego, que seguramente estaría solo y triste en el pueblo, convencido de que su hija murió ahogada como presa de sacrificio al dios del mar. Decide entonces escribirle una carta a su padre y envíarsela a través de uno de esos gansos, pues en Oriente estas aves cumplían las mismas funciones mensajeras que las palomas en Occidente. Sin embargo, para cuando Sim Cheong termina de escribir la misiva, los gansos se habían ido ya muy lejos. 

“La canción de Sim Cheong” (“Chuwolmanjeong”) - Seong Chang Sun


En otoño y primavera las temperaturas son agradables y es la mejor época tanto para trabajar como para disfrutar de los paseos al aire libre. Los antiguos coreanos gustaban de hacer excursiones, en las que componían poemas inspirados por el buen tiempo y la belleza de la naturaleza circundante. Para disfrutar al máximo de estas salidas, llevaban viandas y licores, y a veces hasta músicos para amenizar la velada. Aprovechando las flores típicas de cada estación, también hacían panqueques de harina de arroz adornados con azaleas en primavera y crisantemos en otoño. La última canción que escucharemos se llama “Heungtaryeong” y describe una sugerente escena otoñal: “Planté crisantemos debajo de la ventana y guardé un licor bajo su sombra. / Cuando florecieron las flores, maduró el licor y salió la luna, llegaron los amigos. / ¡Tocad el geomungo que hoy nos divertiremos toda la noche!”. 

“Heungtaryeong” - Kim Su Yeon

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