A principios de 1960, la economía coreana seguía siendo penosa. El ingreso per cápita era de solo 87 dólares, uno de los más bajos del mundo, y la tasa de desempleo llegaba al 35%. La escasez era la norma en la sociedad de entonces y todos deseaban ansiosamente huir de la pobreza. El gobierno proporcionó esa salida mediante un plan de desarrollo económico dirigido por el estado. El primer plan económico quinquenal se extendía de 1962 a 1966. La meta, sumamente ambiciosa, era construir una economía independiente y modernizar el país. El plan consistía en atraer la inversión extranjera y modernizar las industrias primarias, es decir, la agricultura y la pesca, así como también activar el sector energético y realizar obras públicas de caminos y puentes. El primer proyecto que se llevó a cabo fue la construcción de un parque industrial de grandes extensiones de química pesada. Ese parque industrial fue el Centro Industrial de Ulsan. Al año siguiente se completó la refinería de petróleo de la Corporación Coreana de Petróleo, así como otras plantas industriales clave para el desarrollo económico, como la de fabricación de automóviles y de barcos. Sin embargo, el obstáculo más importante para llevar a cabo el primer plan quinquenal de desarrollo económico fue la falta de capital. EEUU estaba reduciendo paulatinamente las ayudas económicas y era difícil para Corea, que poseía un nivel de calificación crediticia bajo, conseguir préstamos del exterior. El país que vino en ayuda fue Alemania Occidental, que ofreció un préstamo de 150 millones de marcos a Corea. Asimismo el Gobierno puso en práctica una gran campaña para impulsar el ahorro, y respondió a la confianza de la ciudadanía ofreciendo un interés superior al 20%. El dinero despositado en los bancos fue convertido en préstamos e inversiones que impulsaron el crecimiento económico. El plan de desarrollo económico también revitalizó el campo. Aunque en esa época el 60% de la población se dedicaba a la agricultura, era necesario importar arroz para satisfacer la demanda interna, porque de cada diez campesinos, cuatro eran arrendatarios pobres. Pero la consigna de “revivir el campo para que reviva el país” empezó a dar buenos resultados. El sector manufacturero, que es el motor de la economía, comenzó a florecer y paulatinamente los artículos producidos en el país reemplazaron a los importados. El producto nacional bruto, que en 1962 era de 82 dólares, subió en 1964 a 130 dólares; mientras que las exportaciones, que en 1960 eran de 24 millones de dólares, crecieron hasta 100 millones de dólares en 1964. La construcción de carreteras y vías ferroviarias fueron infraestructuras básicas para sentar las bases del progreso económico, y finalmente, el plan de desarrollo económico produjo resultados brillantes. Durante los cinco años del plan quinquenal, la economía de Corea creció a un promedio de 7,9% anual. Las exportaciones, que en 1962 eran de sólo 54 millones de dólares, crecieron más de diez veces y en 1970 llegaron a los 835 millones de dólares. Pero lo más importante es que el plan ayudó a dar a conocer Corea al mundo, que el empleo y que los ingresos crecieron drásticamente; a la vez de introducir mentalidad de la eficiencia empresarial en el país.
