La conversión de las obras literarias en guiones cinematográficos fue la tendencia más notoria del cine de los años 60. Un ejemplo es la película “Bala perdida”, que fue estrenada en 1961, que muestra las heridas de la guerra aún sin cicatrizar en la sociedad coreana. La vida que describe el filme es deprimente, pero aún así logró un gran éxito de crítica y público, porque describía con mucho realismo la sociedad coreana de entonces. A “Bala perdida” le siguieron otras películas basadas en obras literarias que contaban con excelentes guiones y factura artística, como el “El huésped y mi madre” y “El cochero”. En particular, este último filme, del director Kang Dae Jin, fue premiado con el Oso de Plata en el rubro de Premio Extraordinario del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Berlín de 1961, lo que constituyó el primer gran espaldarazo internacional para el cine coreano. En 1962 se llevó a cabo en Seúl la novena edición del Festival de Cine Asiático. Fue la primera vez que se abrió en Corea un festival internacional de cine, y fue una excelente oportunidad para dar a concer el cine nacional fuera del país. Al año siguiente se crearon los premios cinematográficos Dragón Azul, otorgados por Chosun Ilbo, el diario de mayor tirada del país. Gracias al interés del público masivo y a la creación de premios cinematográficos que impulsaron la creatividad de los realizadores, el cine coreano experimentó un gran florecimiento en los años 60. Según los anuarios de la cinematografía coreana publicados por el Concejo Coreano del Filme, en 1961 se hicieron 69 películas, pero en 1969 esa cifra aumentó notablemente a 233 filmes. El tema de la guerra de Corea continuó siendo recurrente; y en particular, “Sur y Norte,” estrenada en 1965, abrió una nueva era en el género de las películas de la guerra. Al fusionar el argumento con un melodrama romántico, demostró que los espectadores podían ver la guerra de Corea desde otra perspectiva más emocional. En los 60 también lograron éxito las llamadas “películas de juventud”, que trataban de las frustraciones, las ambiciones y los amores de los jóvenes. Una película representativa de este subgénero es “Juventud descalza”, que fue estrenada en 1964. Otro subgénero cinematográfico que no se puede pasar por alto cuando se habla del cine coreano en los años 60, son las llamadas “películas de familia”. El filme “Seis hijas”, estrenado en 1967 y conocido en Corea con el nombre de “Paldogangsan”, fue el más taquillero de este tipo en la década. Trata de las peripecias de una pareja de ancianos que recorre los rincones del país para encontrar a sus seis hijas y su hijo varón. La película mostraba los lugares turísticos más importantes de aquel entonces, y las transformaciones fruto de la industrialización y del progreso económico. En definitiva, la floreciente industria cinematográfica coreana actual, no existiría sin el germen de esas películas que hicieron reír y llorar a los coreanos hace medio siglo.