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Historia

Los coreanos que dejaron su juventud en Alemania

2015-03-17

Los coreanos que dejaron su juventud en Alemania
El informe del Banco Mundial sobre el PBI per cápita de 120 países del mundo de 1960 mostraba que la India estaba en último lugar, con un ingreso per cápita de 52 dólares. En segundo lugar desde abajo, estaba Corea del Sur con 72 dólares. En el verano de 1963, el gobierno de Corea publicó una convocatoria de mineros para trabajar en Alemania durante un plazo de tres años, a la que se presentaron nada menos que 47.000 personas, así que la competencia era de 10 a 1. La condición era tener estudios de bachillerato, pero la mayoría de las personas que se presentaron eran universitarias. Por otra parte, había 2.000 plazas de enfermeras, pero se presentaron 27.000. Según un estudio sobre la población económicamente activa realizado en 1963, la tasa de desempleo de Corea llegaba al 8,1%. No sorprende pues, que tantos jóvenes se sintieran atraídos por trabajar en un país avanzado y próspero como Alemania. El destino de estos jóvenes sanos y decididos fue la zona alemana del Rhur. Las estadísticas del gobierno alemán de 1960 mostraban una caída del 52% en el número de trabajadores de las minas de carbón. En esta situación, Alemania se vio en la necesidad de reemplazar con trabajadores extranjeros el vacío dejado por los mineros alemanes. Entre 1963 y 1977 fueron enviados a Alemania Occidental un total de 7943 mineros coreanos. Entonces, Alemania Occidental estaba ampliando su sistema de bienestar, así que construyó muchos hospitales, pero no contaban con suficientes enfermeras. Las enfermeras coreanas ya habían ido a trabajar allí desde mediados de los años 50 por iniciativa de organizaciones religiosas y privadas, pero entre 1966 y 1976 fueron enviadas más de 12.000 enfermeras, esta vez por iniciativa gubernamental. El trabajo en las minas de carbón era extremadamente duro y peligroso, pero los trabajadores coreanos lo aguantaron todo, con la esperanza de poder dar a sus familias una vida mejor después de tres años de sacrificio. El sueldo básico era de casi 600 marcos, pero como la mayoría hacía trabajos extra, recibían entre 800 y 900 marcos, seis veces más que el sueldo de un oficinista en Corea. De esa suma, dejaban solamente lo mínimo para gastos personales y enviaban la mayor parte del dinero a Corea. El dinero enviado por los trabajadores coreanos llegó a representar el 3% de las exportaciones totales de Corea, así que desde el principio supuso un ingreso muy importante para el país. Mientras tanto, en Alemania comenzaron a aparecer noticias sobre la laboriosidad y la dedicación de los mineros y las enfermeras coreanas. De este modo, estos trabajadores se convirtieron en los mejores embajadores de Corea en dicho país. Gracias a la excelente impresión causada por estos trabajadores coreanos, el entonces presidente alemán Karl Lübke invitó al presidente coreano Park Chung Hee a realizar una visita de Estado, que se concretó en diciembre de 1964. El sudor derramado en tierra extranjera no fue en vano, puesto que las relaciones entre Corea y Alemania se estrecharon como nunca a partir de entonces. En la actualidad, Alemania es el cuarto o quinto socio comercial más importante de Corea; y Corea es el cuarto o quinto país del mundo en el que más invierte Alemania. Por otra parte, de ser el país más pobre del mundo y enviar a sus trabajadores al exterior, ahora Corea del Sur recibe a un millón de trabajadores extranjeros de todas partes del mundo. Esta historia casi milagrosa de crecimiento sostenido, fue posible gracias a los mineros y enfermeras coreanos que sacrificaron su juventud trabajando en Alemania.

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