El 30 de marzo de 2004 se realizó en la plaza de la estación Seúl un evento para inaugurar el tren de alta velocidad de Corea KTX. Así, Corea se convirtió en el quinto país del mundo, después de Japón, Francia, Alemania y España, en disponer de tren de alta velocidad. El tren de alta velocidad KTX dispone de 20 vagones y circula a una velocidad de 300 km por ahora, unos 83 metros por segundo. No en vano permite ir de Seúl a Busan en solo 2 hs y 40’, y hasta Mokpo en 2 hs 58’. Así, el país entero queda en un radio de acción de medio día de viaje. La primera vez que circuló un tren en Corea fue el 18 de septiembre de 1899, en una línea de 33,2 km de recorrido que unía Seúl con el puerto de Jemulpo en Incheon, y la velocidad del tren era de apenas de 20 km por hora. En 1946, tras la independencia, se hicieron los primeros trenes con tecnología nacional. Con una locomotora bautizada como “Libertador de Joseon”, recorría el trayecto Seúl-Busan en 9 hs y media. Sin embargo, la Guerra de Corea y la división peninsular congelaron las líneas de ferrocarril hacia las ciudades norcoreanas de Wonsan y Sinuiju. Posteriormente, la edad de oro del ferrocaril surcoreano se centró en la línea que unía Seúl con Busan. En 1969 comenzó a operar el tren express de turismo Saemaul, que viajaba a 120 km por hora y unía Seúl con Busan en 4 hs y 50 minutos, dejando cualquier punto del país en un radio de acción de un solo día. La decisión de construir el tren de alta velocidad KTX se tomó a fines de los años 80, cuando la demanda de transporte creció espectacularmente a raíz del crecimiento económico. En 1990 se decidió el itinerario, y al año siguiente se creó un organismo para supervisar la construcción del tren de alta velocidad. Las negociaciones para introducir la tecnología de los trenes de alta velocidad finalizaron en abril de 1994 al optar por el sistema francés TGV. El proceso de construcción fue largo y arduo. Debido a las características geográficas de Corea, constituido en un 70% por montañas y ríos, hubo que levantar puentes y abrir túneles, lo cual supuso un elevado coste de construcción. Tras invertir mucho tiempo y esfuerzo en instalar las vías, por fin en octubre de 1999 se pudo realizar una prueba piloto con un tren traído de Francia. En 2002 se fabricaron los primeros trenes de producción nacional y la ceremonia de inauguración, se llevó a cabo finalmente en 2004, transcurridos 12 años de la ceremonia de inicio de obras en 1992. De este modo, Corea se convirtió en el cuarto país del mundo en poseer la tecnología de los trenes de alta velocidad, por detrás de Japón, Alemania y Francia, sin contar a España, que usó la tecnología francesa pero no logró el traspaso tecnológico. Por tanto, Corea fue el cuarto país en poseer dicha tecnología, aunque el quinto en disponer de un tren de alta velocidad. El proyecto de alta velocidad KTX precisó de unas 30.000 personas y un presupuesto de unos 12 billones de wones. Al disponer de tren de alta velocidad, era posible viajar a cualquier punto de Corea en tan solo medio día; lo que cambió el modo de vida de la gente y permitió superar las limitaciones de tiempo y espacio. Seúl y el interior del país estaban más al alcance, lo que permitía viajar diariamente para trabajar en las provincias de Chungcheong. Además, el sistema de cinco días laborales junto a la llegada del tren de alta velocidad, revolucionó la forma de ocio y cultura de la gente; al tiempo de incrementar la población regional y descentralizar en gran medida la capital. Actualmente, el tren de alta velocidad sigue su expansión. En 2010 se inauguró el trayecto Daegu-Busan, y en marzo de este año las líneas de la Costa Este y de Pohang; mientras que en abril entró en operación la línea que llega a Gwangju desde la región de Honam. Una vez conseguido el logro de la alta velocidad, el ferrocarril de Corea sueña con convertirse en el centro logístico de transporte del Nordeste de Asia y extender sus vías hasta Siberia, una vez sea superada la división peninsular.
