Según los datos recabados por el Ministerio del Interior, en enero de 2015 el volumen de extranjeros que reside en Corea superó la cifra de 1.740.000 personas; y si incluimos a aquellos cónyuges de coreanos nacidos en otro país, superarían los 2 millones de personas. Como se puede apreciar, Corea va camino de convertirse en una auténtica sociedad multicultural, que respeta las culturas del país de origen de cada persona. El número de trabajadores extranjeros, de cónyuges que proceden de otros países y de niños procedentes de familias multiculturales se ha incrementado de manera ostensible en los últimos años. De 537.000 extranjeros que vivían en Corea en 2006, en 2014 llegaron a casi 1.570.000 personas. En la actualidad, el 3,4% de la población de Corea es extranjera. Fue a partir de la década de 90 que los extranjeros comenzaron a llegar a Corea como trabajadores, y también para casarse con coreanos. A comienzos de la década de los 90, la falta de mano de obra en las pequeñas y medianas empresas se convirtió en un serio problema social. Al cambiar la valoración del trabajo de los coreanos, los rubros laborales que demandan una labor intensiva, como el de textiles y calzado, comenzaron a sufrir una fuerte escasez de mano de obra, y estuvieron a punto de ser eliminados. Para resolver este problema, el gobierno implementó en 1993 el llamado “sistema de capacitación industrial” y comenzó a aceptar trabajadores extranjeros a partir del año siguiente. El número de extranjeros que entró al país con este sistema hasta 2003 superó las 350.000 personas. Sin embargo, como el estatus de estos extranjeros no era oficialmente de trabajadores, sino de aprendices, eran fácilmente explotados. Además, muchos se quedaban ilegalmente en el país al terminar sus cursos de capacitación. Por esta razón, en 2008 el gobierno permitió que las empresas contrataran a extranjeros como empleados regulares. Tras implementar esas medidas, trabajadores extranjeros provenientes de países, como Filipinas, China, Bangladesh, Nepal, etc., comenzaron a llegar a raudales con el sueño de comenzar una nueva vida en Corea. Según los informes oficiales de 2015, los trabajadores extranjeros en el país superan las 608.000 personas y constituyen un importante pilar del sector industrial coreano. Junto con el rápido incremento de los trabajadores extranjeros a partir de los años 90, comenzaron a llegar muchas mujeres con el propósito de contraer matrimonio con hombres coreanos de zonas rurales. La rápida industrialización desequilibró la proporción de mujeres y hombres en los medios rurales, pues las mujeres prefirieron trasladarse a la ciudad, y eso forzó a los hombres del campo a buscar mujeres en países extranjeros. En 1990 el porcentaje de matrimonios internacionales era del 1,2%, pero en 2010 esa proporción se elevó al 10%. Al analizar los países de origen de estas mujeres extranjeras comprobamos que más del 20% vienen de China, eso excluyendo a las que son descendientes de coreanos que viven en China, que ascienden al 14%. En consecuencia, si sumamos ambos grupos, en total provienen de China más del 34%. En segundo lugar, estarían las de Vietnam, con un 16% del total; mientras que el resto provienen de Filipinas, del Este de Europa, de Mongolia, de Ucrania, de América, y de otras partes del mundo. En la actualidad, llegaron al país para contraer matrimonio casi 300.000 mujeres. En consecuencia, el gobierno y las organizaciones civiles han implementado diversas medidas para asegurar que se inserten exitosamente en la sociedad coreana. Naturalmente, de estos matrimonios internacionales han nacido incontables niños, que las últimas estadísticas ubican en 200.000 menores de 18 años. Asimismo, el aumento del número de niños de familias multiculturales ha impulsado la creación de escuelas adaptadas sus necesidades. De ser un país que durante muchos siglos vivió como un pueblo muy homogéneo racial y culturalmente, Corea está aprendiendo a vivir en armónica convivencia con gentes de todas partes del mundo. La multiculturalidad tiene aspectos muy positivos como la diversidad, la pluralidad de formas de vida, de idiomas y de formas de pensar. Eso brinda a los coreanos una oportunidad de aprender y crecer a través de ese aprendizaje. La variedad cultural ayuda a que la sociedad coreana siga evolucionando y no se estanque, a crear contenidos nuevos y originales, y a que Corea llegue a ser un país avanzado también en el plano cultural.