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Historia

Gwak Jae U lucha por la patria formando tropas civiles

2015-08-24

Gwak Jae U lucha por la patria formando tropas civiles
La Batalla de Imjin duró 7 años, desde 1592 hasta 1598. Entonces el almirante Yi Sun Sin luchaba para defender su patria de la invasión nipona en el mar, mientras que en tierra había dos generales –uno en la provincia de Gyeonsang, del lado este, y otro al Chuncheong del lado oeste- intentando frenar el avance de los enemigos. Sin embargo, ninguno de los dos pudo cumplir la misión. En realidad, todos sabían que era imposible vencer, pues los invasores estaban armados con rifles, mientras que en Joseon las únicas armas eran flechas y espadas. Es cierto que había explosivos, pero eran disparados con tubos que no eran fáciles de transportar y tampoco había muchos. Además, los soldados nipones estaban muy bien entrenados, porque mientras que en Joseon no hubo guerras durante 200 años, en Japón no cesaron los enfrenamientos bélicos, al estar en proceso de reunificación de su archipiélago.

El Ejército nipón llegó hasta Hanyang, la capital de Joseon, el actual Seúl, sin grandes obstáculos. Al conocer la noticia el rey Seonjo abandonó el palacio, y un gran número de ciudadanos también se refugiaron, dejando casi vacía la ciudad. Entonces hubo un grupo de personas que pensaron que si el país no les protegía, ellos mismos tendrían que defender la patria y a sus familias. Eran civiles que por cuenta propia formaron un ejército y lucharon contra los japoneses. Y una de las personas que protagonizó ese alzamiento fue Gwak Jae U, exactamente 10 días después de comenzar la Batalla de Imjin.

Gwak Jae U nació en la provincia de Gyeongsang del Norte en 1552. O sea, tenía 41 años cuando el país estaba en plena guerra. Su única pasión era la lectura así que, hasta entonces, había pasado su vida entre libros. También era discípulo de uno de los eruditos más destacados de Joseon. Tenía especial interés en las estrategias militares y era bueno en montar a caballo y en tiro con arco. Sus padres quería que su hijo se convirtiera en funcionario público, pero él pasó su vida estudiando y alejado de la ciudad, sin una profesión. Tras escuchar que los japoneses estaban ocupando el territorio nacional, y que quizá podrían conquistar Joseon, lo primero que hizo Gwak Jae U fue aplanar las tumbas de sus ancestros, que tenían forma de pequeña montaña, para que los enemigos no las destruyeran y llevó a su familia al monte para protegerla.

Posteriormente, empezó a reclutar a hombres dispuestos a luchar contra los invasores pero no logró mucho apoyo, al ser un estudioso que jamás participó en guerras, y tampoco tenía poder. Lo que hizo entonces fue vender todos sus bienes y con ese dinero compró alimentos para repartir entre los jóvenes que estuvieran dispuestos a luchar junto a él contra los nipones. Esta estrategia dio resultado y su ejército, integrado por decenas de personas, logró derribar tres barcos japoneses. Tras darse a conocer la noticia, más ciudadanos se unieron a sus tropas con la esperanza de acabar con la guerra. Pasado un tiempo, el destacamento lo integraban unas 2.000 personas. Gracias a sus conocimientos sobre guerras, que obtuvo a través de los libros, y a su sabiduría, la tropa liderada por Gwak Jae U cosechó varias victorias. Pero como no podía ganar en número a los soldados nipones, recurrió a tácticas inteligentes, como tender trampas, o esconderse en el camino y atacar por sorpresa.

Parece que Gwak Jae U tenía buenos dones para militar, porque supo relacionarse muy bien con sus seguidores, al tiempo de aplicar las mejores estrategias para cada operación. Su buen hacer llegó hasta palacio real y exactamente un año después de crear su propia tropa con civiles, fue nombrado comandante de la provincia de Gyeongsang. Finalizada la guerra, Gwak Jae U abandonó su puesto en el Gobierno, al no congeniar con otros miembros del gabinete, porque su carácter le impedía tolerar aquello que no consideraba correcto, lo que derivaba en constantes disputas con sus colegas. Pese a su esfuerzo por salvar al país en el momento más difícil, su hazaña no fue reconocida debidamente por el rey. Después de retirarse, pasó el resto de su vida en su pueblo natal y murió a la edad de 66 años, en 1617.

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