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Historia

Gwanghaegun, el rey que fue destituido del trono

2015-08-31

Gwanghaegun, el rey que fue destituido del trono
Taejo, Jungjong, Taejong, Seojong… ¿Qué tendrán en común los nombres de los reyes de Joseon? Que todos terminan en ‘jo’ o ‘jong’. Si bien hoy distinguimos el nombre de los monarcas con estas terminaciones, en realidad, éstas se les ponían una vez muertos dependiendo de sus hazañas. Por ejemplo, aquellos reyes que supieron gobernar bien y lograron el desarrollo del reino se le añade la terminación ‘jong’ al final de su nombre, mientras que llevan ‘jo’ fueron monarcas que crearon un país o salvó al pueblo de la crisis. A lo largo de todo el periodo de Joseon, hay solo dos reyes que no pudieron recibir esta denominación: Gwanghaegun y Yeonsangun. ¿Por qué? Porque ambos fueron echados del trono. El protagonista de hoy es el rey Gwanghaegun. Ocurrió en la madrugada del 23 de marzo de 1623. Tres funcionarios de alto rango, acompañados de 1.000 soldados, invadieron el palacio real en donde se encontraba el rey, y éste, asustado, se escapó pero fue detenido al día siguiente y destituido de su cargo, al tiempo de ser enviado lejos de la ciudad el resto de su vida.

Las personas que expulsaron al monarca plantearon tres razones por las que se vieron obligados a protagonizar la rebelión: uno, por encarcelar a la reina y matar a su hermano; dos, por impulsar grandes proyectos de construcción dificultando la supervivencia de los ciudadanos; y por último, al no mantener buenas relaciones diplomáticas con la dinastía Ming y peor aún, apoyar a los yurchen, traicionado a su aliado chino. Se podrían preguntar… ¿es verdad todo lo que aparece en esta lista? Bueno, es difícil evaluar si tales excusas tienen fundamento o no. Aún hoy en día, no hay un acuerdo sobre la calificación que se le da a Gwanghaegun, dado que hay un grupo según el cual el mencionado rey tomó tales decisiones para el desarrollo del país, mientras que hay otros que dicen que no hay justificación posible para tales hechos.

Gwanghaegun fue hijo del rey Seonjo, quien vivió la Guerra de Imjin, o sea la invasión japonesa a la península coreana. Seonjo tenía 14 hijos pero no había nombrado al príncipe heredero hasta que tuvo 40 años, fecha en que estalló la batalla mencionada. Se debía a que ninguno de sus hijos eran de la reina, sino de sus concubinas, y no quería que un hijo diferente a uno nacido de la reina asumiera el poder. En realidad, Seonjo tampoco era hijo de una reina sino de una concubina y por eso, no fue muy respetado por sus servidores de la clase real y aristócrata. No quería que el príncipe pasara por la misma experiencia que él, pero no le quedó de otra porque comenzó la guerra en Joseon y en caso de la muerte del rey, el país podría atravesar más conflictos sin un sucesor. El primer hijo de Seonjo era demasiado violento así que nombró al segundo, Gwanghaegun, como el príncipe heredero. Fue un buen guerrero y supo cuidar de los ciudadanos, ganándose la confianza del pueblo y del gabinete.

Pero el problema surgió tras el fin de la batalla. La reina dio a luz a un varón y el rey Seonjo quería que éste fuera su sucesor, pero murió sin materializar su ambición. Aunque hubiera nombrado al hijo que tuvo con la reina como el nuevo rey, no creo que éste haya asumido el trono porque tenía tan solo tres años cuando falleció su padre. Así que su padre dejó escrito en su testamento que apoyaba a Gwanghaegun como el nuevo rey de Joseon. Pero los servidores que estaban en contra del nuevo monarca no publicaron este mensaje de Seonjo antes de morir y tramaron el plan de echar a Gwanghaegun de la corona para ceder su lugar al pequeño príncipe. Sin embargo, como este era aún un niño, quisieron como primera medida que ese cargo fuera asumido por otro hermano de Gwanghaegun. Este conflicto interno dentro del gabinete podía poner en peligro la estabilidad del país, así que al rey Gwanghaegun no le quedó otra que matar a su hermano y encarcelar a la reina.

Luego, tras la guerra con Japón, el territorio entero quedó devastado. Los palacios, los puentes y casi todas las ciudades quedaron destruidas. Debido a esto reunió a los ciudadanos e hizo trabajar a todos en la reconstrucción nacional. Pero parece que la situación sirvió de pretexto a los opositores para destituir al rey por obligar a los ciudadanos a realizar trabajos forzosos. Gwanghaegun era un buen estratega. Sabía muy bien de que lado ponerse de acuerdo a la conveniencia de su país. Si bien mantenía buenas relaciones diplomáticas con la dinastía Ming, veía que los yurchen de Mongolia iban teniendo cada vez más fuerza, y por tanto, no le quedó otra que apoyar al segundo para evitar guerras. Pero los funcionarios que se oponían a Gwanghaegun lo calificaron de traidor por esta decisión del rey y así pasó a la historia.

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