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Corea del Sur y Estados Unidos comenzaron las negociaciones para actualizar el acuerdo especial sobre reparto de gastos de defensa combinada para 2020. Sin embargo, de entrada se vaticina una feroz discrepancia entre ambos, pues Estados Unidos insiste en que Seúl debe incrementar su aportación a los gastos de estacionar sus tropas en territorio surcoreano y Corea del Sur que exige una distribución racional y equitativa.

La primera ronda de negociaciones tuvo lugar entre los días 24 y 25 en Seúl, y sirvió para presentar las posturas básicas de ambas partes, así como los prinicipios que defienden y los fundamentos de sus exigencias. Dicho esto, y aunque no se ha divulgado nada concreto hasta la fecha, se estima que la delegación de Washington pide un cuantioso aumento de la parte correspondiente a Corea del Sur, mientras que Seúl también es firme en que el reparto debe ser racional y equitativo. Así, por ahora las posturas de ambos países se mantienen distantes, pues aparentemente ninguno piensa ceder. En concreto, la delegación surcoreana enfatiza que más allá del valor nominal en la aportación de Seúl a los gastos de defensa combinada, Seúl ha hecho compras multimillonarias de armas de producción estadounidense, además de cubrir parte sustancial de los astronómicos gastos de la construcción de bases estadounidenses.

Actualmente está en vigor el décimo acuerdo especial sobre reparto de gastos de defensa, aunque vence a fin de año. Por tanto, las negociaciones en marcha buscan establecer el decimoprimer acuerdo y actualizar la distribución de los gastos. De momento, el objetivo común de las autoridades surcoreanas y estadounidenses es ultimar las negociaciones durante 2019 y evitar en lo posible que se dilaten, como se ocurrió en el décimo acuerdo, que fue firmado un tanto tarde, en marzo de este año.

El coste de defensa combinada abarca principalmente gastos de personal, la construcción de instalaciones militares y municiones. Originalmente, el Acuerdo sobre el estatus de las fuerzas estadounidenses en Corea del Sur estipulaba que Seúl proporcionaría sin cobrar alquiler los terrenos para las bases estadounidenses y Washington se encargaría de cubrir los gastos de permanencia de sus tropas. Sin embargo, desde 1991, ambas partes vienen firmando un “acuerdo especial” que obliga a Corea del Sur a cubrir una parte de esos gastos. Es decir, Corea y Estados Unidos empezaron a repartirse los gastos de defensa, aunque ese acuerdo especial tenía un plazo de vencimiento de cinco años. Pero la Administración de Trump acortó ese plazo a un año, en sintonía con la alegación del presidente estadounidense, quien opina que algunos de sus aliados se benefician de la protección militar que su país ofrece sin pagar lo suficiente a cambio y que ya es hora de incrementar esas aportaciones.