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La Comisión de Seguridad Nuclear aprobó el día 24 un permiso para acometer cambios en la gestión y el mantenimiento de Wolseong-1, y decidieron desactivar permanentemente ese reactor atómico, el primero que empezó a operar en la Central Nuclear de Wolseong. Sin embargo, se estima que la controversia generada al respecto continuará pues prosiguen los desacuerdos sobre eficiencia económica y de seguridad en dicha instalación. De hecho, en la reunión del día 24, los siete integrantes de la Comisión de Seguridad Nuclear presentes decidieron someter a votación la propuesta de cerrar para siempre el Wolseong-1 al no lograr consenso, y el resultado fue cinco votos a favor y dos en contra.

En realidad, el desacuerdo sobre el mencionado reactor atómico deriva de problemas más bien protocolarios. Wolseong-1 es un reactor de agua pesada presurizada, que empezó a funcionar en noviembre de 1982 y a producir electricidad con fines comerciales en abril de 1983. Su permiso de explotación venció en 2012, pero tras una serie de complejos procedimientos fue prolongado hasta 2022. Entonces, la Compañía Coreana de Energía Hidroeléctrica y Nuclear, a cargo de Wolseong-1, invirtió unos 560.000 millones de wones en mejorar la seguridad del reactor y ampliar su vida útil.

Sin embargo, en junio de 2018, esa misma compañía decidió el cierre anticipado del reactor atómico argumentando que era poco rentable, decisión que posteriormente fue cuestionada en el Parlamento, al sospechar que la empresa a cargo de la gestión de Wolseong-1 manipuló los datos para hacer ver que no era rentable. En concreto, acusó a la Compañía Coreana de Energía Hidroeléctrica y Nuclear de exagerar los costes de producción energética y subvalorar el precio estimado de venta, para concluir que el reactor atómico presentaba baja rentabilidad. Por este motivo la Asamblea Nacional solicitó a la Junta Coreana de Auditoría e Inspección investigar el caso, aunque el problema es que la Comisión de Seguridad Nuclear decidió desactivar permanentemente Wolseong-1 mientras continúa abierta la investigación. Por supuesto, la Comisión dijo que su decisión no primó la eficiencia económica del reactor, sino su estado operativo y nivel de seguridad.

Así las cosas, la controversia en torno a Wolseong-1 podría continuar, máxime por el fuerte enfrentamiento existente entre aquellos a favor del movimiento antinuclear y los que temen que su cierre lleve a desestabilizar la oferta energética.