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Tras darse a conocer que Corea del Norte acudirá a la Conferencia de Seguridad de Múnich en febrero, llama gran atención la posible celebración de un encuentro entre Estados Unidos y el país norcoreano en paralelo a la conferencia en Alemania.

La primera participación de Corea del Norte en la citada conferencia creada en 1963 acapara el interés del mundo; particularmente, en el actual escenario del estancado diálogo nuclear y la consecuente guerra de nervios entre dichos dos países. Sin embargo, el hecho de que el país norcoreano será representado por un funcionario de nivel viceministerial podría reducir su significado, ya que ambos países, en lugar de llegar a un acuerdo importante, podrían meramente acabar explorando sus intenciones mutuas.

Corea del Norte declaró que adoptaría una “nueva ruta” después de finalizar el año 2019, plazo límite propuesto unilateralmente por Pyongyang para que Washington presentara nuevas propuestas en sus negociaciones nucleares.

Así es. Para Corea del Norte, el que Estados Unidos haya cerrado el año sin acceder a su propuesta es algo impasable, ya que el líder del régimen, Kim Jong Un, se considera la “máxima dignidad de la república” con una autoridad omnipotente. Por lo tanto, Kim necesita recuperar su dañada dignidad antes de sentarse nuevamente en la mesa de negociaciones nucleares, y eso podría ser a través de acciones contrarias al sentido común, tales como lanzamiento de misiles balísticos o ensayos nucleares. Es decir, se considera difícil persuadir a Corea de Norte a reiniciar el diálogo nuclear en base a lógicas racionales.

Pero, pese a todo, la asistencia de Corea del Norte a una reunión multilateral como es la Conferencia de Seguridad de Múnich supone claramente un signo importante…

Sí, podríamos verlo de esa manera. Cabe destacar que la conferencia en la ciudad alemana reúne a líderes y altos funcionarios de múltiples países, con lo que se espera la celebración de numerosas reuniones bilaterales y multilaterales en su marco. De Estados Unidos, participan el secretario de Estado, Mike Pompeo, y el de Defensa, Mark Esper, mientras que la canciller Kang Kyung Wha acudirá en representación de Corea del Sur.

Eso parece aludir a la posibilidad de celebrarse encuentros entre altos cargos de ambas Coreas y Estados Unidos.

Es cierto. Sin embargo, tales encuentros podrían terminar brindando meras oportunidades de explorar la posición de cada país, sin entrar en una discusión en profundidad sobre la desnuclearización. Primero, porque el delegado norcoreano, Kim Son Kyong, es viceministro, mientras que los representantes de Corea del Sur y Estados Unidos son de nivel ministerial. Además, Kim se ha dedicado por mucho tiempo a asuntos de Europa y, por tanto, no se considera persona muy apta para tomar parte en conversaciones nucleares.

En tal caso, los tres países podrían considerar la posibilidad de celebrar encuentros a nivel ejecutivo, ¿no?

Efectivamente. Los funcionarios de nivel ejecutivo versados en el tema nuclear podrían conversar para confirmar la posición de cada país, y proponer condiciones para reiniciar el diálogo. Cabe recordar que Washington y Pyongyang realizaron una consulta de nivel ejecutivo a tal efecto el año pasado en Estocolmo. Además, ya que la conferencia de Múnich se celebra en febrero, las tres naciones tienen todavía algo de tiempo para coordinar consultas a ese nivel.