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Ante la insistencia de Corea del Norte de no presentar ningún caso de COVID-19 entre sus ciudadanos, el subjefe de la oficina en Pyongyang de FAO, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, sospecha de la veracidad de esa información. ¿Tú qué opinas?

El habitual secretismo que envuelve al Norte hace que sus sospechas sean comprensibles, y quizá fundadas, dada la proximidad geográfica entre China y Corea del Norte, y la dependencia económica casi absoluta de Pyongyang respecto al gigante asiático, máxime ahora que está sometido a fuertes sanciones internacionales. Además, quienes conozcan aunque sea un poco la realidad norcoreana, sabrán que Corea del Norte no cuenta con un sistema muy sólido de salud pública, y las instalaciones de sus hospitales están deterioradas.

Pero, ¿no es el hermetismo de Corea del Norte un punto a su favor ante el panorama actual de propagación de una enfermedad infecto-contagiosa?

Sí, ya que gracias a sus escasos intercambios con el mundo exterior, le resulta más fácil cerrar fronteras y bloquear la entrada a su territorio y su sociedad de posibles amenazas procedentes del exterior. De hecho, considerando solo el transporte aéreo, como apenas hay vuelos directos entre Pyongyang y otras ciudades extranjeras, solo congelando las rutas con China sería posible controlar casi al cien por cien a los viajeros internacionales.

Las sospechas llegan, en todo caso, porque muchos saben que la información está estrictamente controlada por el Estado en Corea del Norte, ¿no?

Así es. Y eso significa que aunque hubiera coronavirus en Corea del Norte, las autoridades de ese país podrían impedir que se supiera, o controlar que esa información fuera divulgada.

Sin embargo, muchos vaticinan que esta situación no podrá seguir por mucho, ¿verdad?

La censura y la vigilancia sobre los medios pueden mantenerla. De lo que dudan es de si Pyongyang podrá mantener tal y como hasta ahora las medidas adoptadas para impedir la expansión del coronavirus a su territorio, medidas muy estrictas como un cierre total de fronteras, considerando que ya empiezan a afectar su economía. Obviamente es fácil deducir que esas medidas obstaculizan las exportaciones norcoreanas a China, y también la asistencia oficial y extraoficial de China a Corea del Norte. Es más, fuentes relacionadas aseguran que al cerrar la frontera se paralizaron los flujos de distribución de bienes en el mercado norcoreano, disparando los precios, mientras la pobación percibe una grave amenaza incluso para su supevivencia en sí.