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Los indicadores del sentimiento empresarial han sufrido el mayor retroceso y el consumo se petrificó por la propagación del COVID-19, obligando al Gobierno a preparar un presupuesto complementario. Por lo pronto, se calcula que el gasto público para paliar las repercusiones del coronavirus ascenderá hasta 10 o incluso 15 billones de wones.

Por ahora, el virus desalienta a la economía surcoreana y estos días es fácil percibir en las calles una brusca disminución de la actividad comercial. Incluso es patente el descenso del público en los cines y ni qué decir del número de usuarios del transporte público. Aún así, la velocidad del tráfico no se ha ralentizado, sino más bien ha aumentado. Esto significa que las personas no han reemplazado el uso del transporte público por sus propios coches, sino que simplemente evitan salir de casa y moverse por la ciudad, ante el rápido aumento de contagiados.

En este contexto, ya se percibe el empeoramiento del sentimiento empresarial y el dato más contundente es el índice BSI, que mide la percepción de las empresas sobre la situación económica actual y venidera. Este índice, según el Banco de Corea, bajó en febrero diez unidades respecto al mes anterior, hasta 65 puntos. Cuando mantiene niveles superiores a 100 puntos significa que hay más empresas que miran positivamente la coyuntura económica, y viceversa, si es menor de cien, que existe un mayor pesimismo.

Las opiniones negativas predominan especialmente entre los fabricantes de equipos electrónicos, visuales y de comunicación, una de cuyas actividades más rentables es la exportación de sus productos al mercado chino, así como entre las automotrices que compran repuestos de China y las industrias relacionadas, como la de procesamiento de metales.

Así las cosas, la carta actual del Gobierno es establecer un presupuesto adicional para al menos minimizar las pérdidas económicas ocasionadas por el coronavirus. Un plan aprobado por todos los sectores de la economía y de la sociedad surcoreana. En cuanto a la magnitud del gasto público a inyectar, muchos piensan que debería rondar los 10 billones de wones, si la emergencia sanitaria se calma sin agravar más las actividades económicas y comerciales. Pero podría aumentar hasta 15 billones de wones de prolongarse la crisis del COVID-19.