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Mientras las personas procuran mantener cierta distancia física con otros debido al miedo de contagiarse del COVID-19, aumentan las actividades socioeconómicas que evitan el contacto humano, referidas como “economía sin contacto”. Así, prolifera el tele-trabajo, las compras online, las entrevistas laborales y clases universitarias por internet, las asesorías de negocios de exportación y los servicios de mensajería.

En realidad, la llamada “economía sin contacto” empezó a crecer en años recientes con el aumento de servicios automatizados y la fuerte penetración de internet y tecnologías móviles en la vida diaria. En esto, el temor a la amenaza de una nueva cepa de coronavirus ha potenciado aún más esta tendencia, donde “mantener una distancia prudente con otros” es una de las pautas que indican las autoridades para prevenir contagios, al igual que “lavarse frecuentemente las manos” y “usar mascarillas”.

Este tipo de economía es posible gracias a la excelente infraestructura digital y de comunicaciones existente hoy en día, que permite realizar un sinfín de actividades - desde laborales hasta sociales y económicas- desde casa y sin entrar en contacto con terceros.

En este contexto, uno de los servicios más demandados en estos momentos es el de comida a domicilio o de mensajería. Asimismo las universidades han optado por comenzar a impartir clases online, mientras que las empresas realizan entrevistas de trabajo por videoconferencia u otros métodos “sin contacto”.

Y la reacción que muestra el sector tecnológico al auge de la “economía sin contacto” es entusiasmo, pues intenta ampliar y optimizar las tecnologías necesarias para respaldar tales actividades. Por ejemplo, Naver, el mayor portal de internet de Corea, anticipó que reforzará el apoyo técnico a servicios “sin contacto” y que como primer paso introducirá una nueva herramienta llamada Live Commerce Tool, que permite a los consumidores ver en video imágenes el interior de tiendas offline.