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Ante la rápida propagación del COVID-19, que ha obligado a la Organización Mundial de la Salud a declarar como pandemia la actual emergencia sanitaria, aumentan los países que imponen restricciones a viajeros procedentes de Corea del Sur, una de las naciones que más contagios reporta del nuevo coronavirus.

La lista es larga y abarca más de 120 naciones, incluyendo aquellas que prohíben totalmente la entrada a su territorio de viajeros que llegan de Corea o bien ha reforzado tanto el control migratorio como sanitario. Entre los últimos estados que adoptaron estas medidas hay algunos caribeños, como Bahamas y Haití, y también varios latinoamericanos, que han pasado de solo intensificar el control sanitario a prohibir la llegada de visitantes procedentes de Corea del Sur.

En este contexto, la primera nación sudamericana que decidió imponer aislamiento de catorce días para impedir la expansión de coronavirus fue Argentina, cuyas medidas no solo afectan a visitantes de Corea, sino también a los que llegan de otros siete países más, como Japón, Irán o Italia. Esta medida refleja la creciente preocupación en América Latina por el acelerado ritmo al que aumentan los contagios en esa región, donde el número de naciones con COVID-19 ya asciende a catorce, y las muertes por coronavirus hasta superan las cien personas.

En el caso de los vecinos más cercanos de Corea, China y Japón han tomado acciones. China, por un lado, aunque no restringe desde el Gobierno central la llegada de viajeros de Corea, establece limitaciones a nivel de Gobiernos regionales, exactamente en 21 ciudades, provincias o zonas de administración autónoma. Japón, por otro lado, suspendió el programa de exención de visado para viajeros surcoreanos desde las 00:00 horas del 9 de marzo y solicita a los procedentes de Corea as mantenerse aislados en el lugar designado por el gobierno durante dos semanas. El impacto de estas medidas ya se aprecia directamente en el flujo de vuelos entre Corea, China y Japón. Al respecto, datos recientes muestran que los vuelos Corea-China y Corea Japón disminuyeron un 80%.

Esto, a la vez está teniendo repercusiones en las actividades empresariales, dificultando los viajes de negocios, al ser la economía surcoreana altamente dependiente del comercio exterior y las exportaciones. Para mejorar esta situación, el Gobierno mantiene consultas con aquellos países que prohíben o restringen la llegada de viajeros surcoreanos, para intentar relajar esas medidas. En concreto,  negocia flexibilizar esas limitaciones de viaje con unas veinte naciones y según fuentes del Ejecutivo, las autoridades diplomáticas han logrado persuadir a cuatro países.