ⓒYONHAP News

La Asamblea Nacional aprobó el martes 17 en sesión plenaria un presupuesto complementario contra el COVID-19 de 11,7 billones de wones, el cual incluye partidas especiales para Daegu y Gyeongsang de Norte, las zonas más afectadas por la actual emergencia sanitaria, para las empresas individuales y los micro comerciantes, para otros sectores más afectados - como el aéreo- y mejores medidas para infraestructuras y gestión y tratamiento de enfermedades infectocontagiosas.

El presupuesto fue ratificado por la cámara legislativa doce días después de ser redactado por el Ejecutivo, un tiempo récord en cuanto a procesos de aprobación parlamentaria de gasto público. Claramente, esta agilidad refleja la gravedad de la situación actual y las amenazas de la pandemia hacia la economía nacional, que ya empiezan a percibirse.

Entrando en detalle, la mayor partid es para a ayudas a empresarios individuales y microcomerciantes, cuya supervivencia peligra ante el congelamiento del consumo y otras actividades económicas. También es cuantiosa la partida para programas de apoyo a las zonas de Daegu y Gyeongsang del Norte, donde fueron reportados contagios masivos, llevando a la economía regional a dificultades casi mortales. 

Otras partidas relevantes del presupuesto complementario son las destinadas a reforzar la capacidad nacional contra las epidemias, como por ejemplo aumentar las salas de presión negativa, mejorar las condiciones del personal médico especializado en enfermedades infecciosas, o incrementar la producción de mascarillas. Además, otorgarán ayudas a los hogares para cuidado de hijos ante el aplazamiento del inicio del curso escolar, y también a los sectores más afectados, como el aéreo.

Sobre el presupuesto, el Gobierno planea proceder a una ejecución temprana, en lo posible hasta en un 75% en los próximos dos meses, considerando que la efectividad del gasto público contra la crisis del coronavirus depende en gran medida de la velocidad y la agilidad. Por ahora no es posible cuantificar exactamente las pérdidas económicas por el COVID-19, y menos las que sufrirá la economía surcoreana, altamente dependiente del comercio exterior, en un contexto mundial impregnado de un pánico que se contagia paulatinamente al ámbito económico y a los mercados financieros.